viernes, 20 de marzo de 2015

DESMONTANDO EL ALHAMBRA. ¡¡VIVA EL ROGLE!!

Ya sabéis que en Cocina Paradiso somos muy, pero muy "fans" de la tortilla de patatas. Y si no, podéis verlo aquí, aquí, aquí, aquí, o aquí. Sí amigos. Cinco posts de momento sobre el manjar español por antonomasia.

Pues hoy toca uno más. y mira que me da rabia eh... Si pincháis en el tercer enlace, veréis que en abril de 2013 hicimos un homenaje a la cervecería Alhambra. Un sitio pequeño, viejo, al que cada día peregrinan cientos de personas a por un pincho o un bocata de sus premiadas y enormes tortillas.

No es para todo el mundo. Su interior muy jugoso, en ocasiones casi crudo. Hasta aquí bien. Es como más nos gustan, aunque conocemos a gente que le da bastante asquete el tema de la crudez del huevete...

Sólo abre de lunes a viernes, y solo hasta la hora de comer. En fin, ¡qué le vamos a hacer! De esto no nos quejamos, me parece hasta admirable. Lo único malo es que no nos es tan fácil ir a hacernos el almuerzo, ni podemos llevar a ningún amigo que venga a visitarnos el fin de semana.

No destaca por su limpieza e higiene... Se ve en general viejo, desastradillo, hay que subir unas escaleras para llegar a unos aseos que no dan para recrearse... Bueno, no pasa nada. Está claro que allí no vamos a pasar largas sobremesas, siempre habrá gente acechando como una hiena del rey león a que te levantes para ocupar una de las poquísimas mesas que hay en la terraza. Ojo, no nos malentendáis... No es que pretendamos mantel de hilo, y nos gusta el encanto de tabernilla...

Pero es que de algún tiempo a esta parte, será porque la familla les habrá superado, será por cansancio, o sea por lo que sea, la calidad de su servicio está dejando mucho que desear. No, no. Por ahí sí que no, señores... Así con cierto pesar he de deciros, señores del Alhambra, como diría nuestro amigo Tino... ¡Os ha cagao el palomo! y aprovechándome aún más de su inmensa sabiduría popular... ¡Si me atacas, te ataco!

Hace algún tiempo que venimos comentando que nos da la impresión de que la ración se está haciendo más pequeña, aunque es suficiente para un pincho, y siempre puedes pedir un bocadillo. Pero es que señores, si gracias a su fama tienen cada vez más gente, la tienen que atender...

De las últimas tres veces que hemos ido, las dos primeras, la espera ha sido eterna. Y es que una persona sola para atender a una horda de personas hambrientas a la hora del almuerzo, no es suficiente. Pero no verás correr a la encargada, no... Todo con una calma exasperante para el que espera. ¿Qué tal un poco de ayuda, generar empleo, aunque solo sea unas horas al día? Por si fuera poco, imagino que debido al estrés de esa sobrecarga, la amabilidad empieza a brillar por su ausencia. La cara larga, los productos casi "echaos" sobre la mesa... Y eso si consigues que te sirvan en la mesa, porque lo normal es que te suelten un "te lo dejo en la ventana"

La última vez que fuimos ya la bomba... Conseguimos una mesa, llena de los restos de los anteriores ocupantes, Tras un buen rato de espera, sin que nadie salga a atender, me acerco a la barra a pedir, y dejo el comentario caer... La respuesta me deja loca perdida:

- Ah, sí, pues que los anteriores no habrán recogido...
¡¡¡Perdón????!!!!! Ahora es esto una cadena de comida rápida, o de que va esto?

Así que ya que estábamos allí, sumisa, me pongo a recoger yo misma los restos de la mesa anterior (platos, vasos, servilletas, huesos de aceituna...) y acercándolo a la ventana del local, que si no, me veía almorzando sobre las babas de otros...

Ni una bayeta sobre la mesa. Mi pincho y el de Alfredo sobre las migas de algún bocadillo ya consumido. Nos fijamos de nuevo en el asombroso caso de la ración menguante. En cambio el mal rollito va creciendo...

Ni unos cacahuetes, ni unas aceitunas... Que vale que no sea obligatorio, pero es raro -y cutre- el sitio en el que no te ofrecen alguna cortesía de ese tipo, sobre todo en los almuerzos, que como os he comentado otras veces, en Valencia es una institución.

En eso que aparece por allí el padre de Alfredo, y aprovecha para tomar un café con nosotros. Casi tenemos que gritar para que nos lance una mirada. Pedimos un café. La respuesta:

- Recógelo en la ventana.

En fin. Que no señores, que no. Que es un sitio de precio normal, no destaca por barato en comparación con otros. Que pago por un servicio, y no tengo porqué recogerme la mesa, limpiármela, ir yo misma a recoger mi pedido, levantarme de nuevo a pedir un café, e ir a recogérmelo a la barra... y aún si me apuras recoger mi mesa. Y además comerme las caras largas de la camarera/encargada/propietaria.

Y sobre todo no tengo que sentarme en un local con la sensación de que molesto y que se me quieren quitar de encima cuanto antes.

Así que, igual que ensalcé sus virtudes hace casi dos años, tengo que contar que para mí ahora es todo lo contrario. Ya sé que hay varios blogs que ensalzan el lugar y su producto, ya.... Pues creo que este va a ser el primero en criticarlo. Recomiendo cuidadín, señores del Alhambra, que la fama cuesta mucho ganarla, y muy poco perderla. Y que un producto estrella puede ser necesario para elevar un sitio como este a la categoría de "visita obligada", pero no es suficiente. No a cualquier precio.

Pero no quiero dejaros, amigos y vecinos del barrio, huérfanos de tortilla, ¡faltaría más! Y es que debido a mi cabreo monumental la menguante calidad del Alhambra, la siguiente vez que paseábamos buscando un lugar donde almorzar, nos sentamos en "El Rogle".

En la misma calle Calixto III, número 22. No los separarán ni 200 metros.
Bocadillos hermosos y bien cargados. No se van a asustar si te plantas allí diciendo: Quiero un bocata de longanizas, patatas, bacon y ajoaceite. Y aún que no te pregunte ella... ¿te echo un huevo frito? Amabilidad en el trato. Sonrisas. Un plato de cacahuetes y otro de aceitunas mientras esperas tu pedido, que por supuesto has encargado tranquilamente sentado en la terraza, en una mesa que sin no está limpia ya, te recogen y limpian antes de servirte. Te preguntan después si vas a querer café y/o copa. Lo normal, vaya... Sólo una cosa a criticar de momento... La ensaladilla rusa va con aceitunas con el hueso, y casi me dejo una muela, aunque me dijo un amigo que en muchos lugares la suelen servir así. Id con cuidado si la pedís.

Yo que últimamente pido más al plato que en bocata, pedí un pincho de tortilla. Mirad:

#AsíSí

Ración enorme. Será como tres veces la del Alhambra. Y muy buena, también jugosa por dentro, como a mi me gusta. De las que ya has comido y merendado ese día. Y un precio muy similar. Desde luego más barato si piensas en comparativa. Para mí, a partir de ahora, "el lugar" del barrio (zona Juan Llorens) para ir a comerme el pincho de tortilla va a ser este. Siempre. O como en cualquier historia de amor, hasta que la bajada de calidad nos separe.




2 comentarios:

  1. Querida amiga, como en todo lo que dices, tienes mas razón que un santo. Fuimos hace 2 semanas y recibimos uno de los peores tratos que me han dado en la vida. He de decir que he visto en la película de el Hobbit, Orcos más simpáticos y agradables que la camarera/dueña/brujapiruja que nos atendió y he de acabar diciendo que hemos ido una vez, pero no iremos una segunda.

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  2. Gracias por el comentario. Anímate a probar el Rogle, ahí si que da gusto!!

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