Buscar este blog

domingo, 22 de junio de 2014

SANGRÍA DE SIDRA

Ha llegado el veranito y el cuerpo nos pide algo refrescante. Qué mejor que una receta original de la tierrina como es la sangría de sidra para quitarnos los agobios del calor.

Aunque cada vez se estila más, no creáis que es una bebida que en Asturias pueda encontrase en todos los bares y restaurantes. Ni siquiera en todas las sidrerías. No diremos que es difícil dar con buenas sangrías, ni mucho menos, pero bien es cierto que en algunos de los locales donde la ofrecen pecan de servirla con escaso sabor o muy pasada de alcochol. ¿La razón? La sangría de sidra rehuye las prisas y, quizá en mayor medida que otros combinados, pide tiempo y cariño en su elaboración para que resulte realmente sabrosa.

Hoy os enseñaremos a hacer una sangría de sidra deliciosa, refrescante, sin demasiado alcohol y que entra muy, muy bien. Perfecta para llevar mejor los calores estivales.

NECESITARÉIS (para 4 personas):

- 1 botella de sidra natural.
- 2 manzanas
- Azúcar.
- Cointreau.
- Brandy.
- 20 cl. de Fanta naranja.
- 20 cl. de Fanta limón.
- Agua de soda o seltz o, en su caso, gaseosa.
- 1 ó 2 naranjas.

Los ingredientes para preparar una refrescante sangría de sidra.

¡Al tajo!

Antes de ponernos con la sangría en sí habremos de llevar a cabo una labor previa: lavaremos las dos manzanas y las picaremos en dados, sin pelarlas. Las pondremos en un cuenco, echaremos 4 ó 5 cucharadas soperas, generosas, de azúcar y dejaremos en maceración 1 ó 2 horas.

No seáis tacaños con el azúcar. Si, total, ya es tarde para la Operación Bikini...

Pasado ese tiempo, comenzaremos con la elaboración de la sangría. En una jarra grande vaciaremos la botella de sidra y agregaremos 20 cl. de Fanta naranja, 20 cl. de Fanta limón (en ambos casos hemos utilizado Fanta Zero, ¡para que luego digáis que huímos de lo light!), 1/2 copa de Cointreau y un golpe de Brandy. Dependiendo de nuestras preferencias, echaremos agua de soda o seltz al gusto si queremos secarla o, en su caso, gaseosa para endulzarla; nosotros nos decantamos por la gaseosa (¡Casera, qué coño, y si no, nos vamos!) pero, repetimos, eso va en gustos.

Tampoco hay que escanciar la sidra para echarla a la jarra, ¿eh? Florituras, las justas.

Y nuestro ingrediente diferenciador: el zumo natural de 1 ó 2 naranjas, que no veréis en las sangrías de sidra que tomáis por ahí. No uséis zumo de naranja enlatado, tomaros el esfuerzo de sacar el exprimidor del armario de la cocina, haced un zumito de naranja natural (¡todo sea por el sabor!) y añadidlo al resto de ingredientes, usando un colador para evitar que los restos de pulpa de la naranja caigan en la sangría y produzcan una sensación incómoda al beberla. Comprobaréis que la naranja le da un punto singular.

Un poco de zumo de naranja: un ingrediente diferenciador que hará especial vuestra sangría de sidra.

A continuación agregamos las dos manzanas picadas en dados ya maceradas, cuidando de aprovechar bien todo el poso de azúcar que queda en el cuenco.

Rebañad bien el poso de azúcar que queda en el cuenco, no seáis tiquismiquis.

Removemos todo bien (con una cuchara de palo, a ser posible) y guardamos en la nevera el tiempo suficiente como para que, por una parte, la mezcla adquiera el sabor dulce de la fruta macerada y, por otro lado, la sangría nos quede bien fría (si hemos tenido los ingredientes en la nevera antes de ponernos en faena, ya tenemos medio trabajo hecho). Aconsejamos no echarle hielo, para evitar que pierda sabor.


Removed con brío, como si fuerais brujos (o brujas, que de todo hay) preparando sus pócimas.

¡Y lista para tomar! Repetimos: bien fresquita.

Esta es la sangría de sidra que nosotros hacemos y que a nosotros más nos gusta pero, como suele ocurrir, hay múltiples variantes. Hay quien, además de los tacos de manzana, añade trozos de melocotón, de naranja o de limón. O quien sustituye la Fanta por zumo de manzana embotellado. Algunos prefieren ron, licor de manzana verde o Martini al Cointreau y al Brandy. Hay mil y una recetas, pero nosostros hemos encontrado en ésta la que mejor sabor nos deja.

El resultado final: una deliciosa sangría de sidra, ideal para mitigar los ardores veraniegos. Los producidos por el sol, queremos decir.

Es importante el detalle inicial que os comentábamos de dejar macerar previamente las manzanas con el azúcar 1 ó 2 horas. Muchas recetas de sangría de sidra mezclan todos los ingredientes a la vez (manzanas y azúcar incluidos) y dejan que que el conjunto vaya cogiendo sabor mientras se enfría. Nosotros pensamos que esa maceración previa le da un valor añadido. Si vais justos de tiempo podéis mezclar todo a la vez; pero, si os lo podéis permitir, seguid nuestro consejo. ¿Tardaréis más tiempo? Sí, pero el resultado merecerá la pena, os lo aseguramos.

En cuanto a las cantidades, las que hemos usado hoy dan para algo más de un vaso grande para 4 personas. Pero las cantidades que tengáis que utilizar dependerán de cuánto bebáis vosotros y, llegado el caso, vuestros invitados. Eso ya lo iréis calculando vosotros mismos. Tened en cuenta que en verano una buena sangría entra de maravilla y los comensales suelen ceder con facilidad a la tentación de rellenar sus vasos, así que no descartéis tener que aumentar las cantidades que os marcamos como referencia. Eso sí... ¡sin cambiar las proporciones!

Si tenéis invitados en plan reunión familiar, cumpleaños o similares, lo más probable es que con una jarra no sea suficiente y os veáis obligados a preparar la sangría en una olla o en un perol enorme. Sin problema, saldrá tan deliciosa como en la jarra. El inconveniente con el que os encontraréis es que cuando la pongáis a enfriar tendréis la impresión de que la olla o perol ha adquirido las dimensiones de Hulk y que la nevera es la protagonista de la película Cariño, he encogido al frigorífico... No os preocupéis, también nos pasa. No os quedará más remedio que demostrar vuestras dotes con el Tetris para hacer sitio al recipiente en la nevera. Chupado. ¿O no?

¿Qué? Fácil no, ¿verdad?... ¡Facilísima! Ya sabéis: como siempre, os animamos a que probéis a hacer vosotros mismos una deliciosa sangría de sidra (¡qué bien entra, con estos calores!) y que, por supuesto... ¡nos enseñéis el resultado!

¡Saludos culinocinéfilos!

sábado, 14 de junio de 2014

X-MEN: DÍAS DE GLORIA


A mi hermano,
que nos dejó antes de tiempo...



Corría diciembre de 2005. El tipo de provincias que escribe estas líneas había viajado a Madrid para ver a su novia de la capi y, de paso, acudir a la Expocómic que se celebraba en la Casa de Campo. ¿O fue al revés? La cuestión es que en aquella edición firmaba sus obras un venerable cincuentón con aire a lo Santa Claus por quien un servidor siente verdadera devoción. Me faltó tiempo para estar allí, al pie del cañón, y fui de los primeros en la cola, tanto que tuvo que preguntar a la voluntaria de apoyo que se sentaba a su lado cómo se escribía mi nombre porque hasta ese momento ningún otro "Miguel" había pasado por su mesa. Guardo de él un grato recuerdo. Se mostró accesible y cercano como un escritor primerizo y no tuvo inconveniente en fotografiarse conmigo tanto en la sesión de firmas como horas más tarde, cuando nos íbamos para casa y nos lo tropezamos ya fuera del recinto.


No, no era Santa Claus, pero el encuentro con Chris Claremont fue todo un regalo.

Aquel renombrado autor de aspecto bonachón era Chris Claremont, una leyenda viva del cómic que hizo posible que los X-Men disfrutasen de una auténtica edad de oro allá por la década de los ochenta. Suyas son buena parte de las mejores historias clásicas de la Patrulla X -como se les llamaba entonces-, entre ellas la que hoy nos ocupa, Días del futuro pasado, una historia muy popular de apenas 43 páginas publicada en 1.981 que ha servido de inspiración para la nueva entrega cinematográfica de nuestros amiguetes mutantes.

X-Men: Días del futuro pasado nos presenta un futuro apocalíptico dominado por los temibles Centinelas, enormes robots encargados del control y, en su caso, eliminación de los mutantes. Sólo unos pocos se han librado de ser apresados o asesinados y permanecen libres, aunque son hostigados sin descanso. Como medida desesperada para evitar su aniquilación idearán un plan descabellado para cambiar la Historia: uno de ellos, Lobezno, retrocederá cincuenta años en el tiempo, hasta 1.973, y tratará de evitar la chispa que dio al traste con la convivencia pacífica entre humanos y mutantes.


El cartel de la peli destaca a Mística, que tendrá un papel relevante en la trama.

A partir de esta premisa Brian Singer (Singer vuelve a la dirección, y se nota) nos brinda un peliculón espectacular, contundente, sin tregua, arrollador, de esos en los que no podéis permitiros pestañear. Voz en off de Charles Xavier para empezar, cuatro claves para ponernos en antecedentes y ya estamos metidos en harina, en una película sin miedo a la violencia, más adulta y más oscura que la media de las de Marvel. La historia lo pedía y Singer no se anda con chiquitas a la hora de retratar a unos mutantes que fuman, beben como cosacos y salen en bolas (admiradoras de Hugh Jackman, llevad ropa interior de repuesto), no en vano la peli ha sido calificada como No recomendada para menores de doce años. El futuro apocalíptico en el que los mutantes son masacrados por el mero hecho de serlo resulta estremecedor y da fuerza a la trama, muy bien ligada con los momentos más luminosos, aquellos que se desarrollan en los años setenta (bendito look setentero, por cierto, gran trabajo de vestuario, ambientación e imagen), cuando la película se vuelve más divertida, a ratos desenfrenada, salpimentada con pinceladas emotivas y con un humor bien enlazado que remite según pasan los minutos y la cosa se va poniendo fea. Tiene a su favor un guión inteligente cuyos recovecos no desentonan y que logra sortear la dificultad de contar una historia como esta (con efectos mariposa, paradojas temporales, acciones y consecuencias) sin perderse entre lapsos espaciotemporales, con el mérito añadido de lograr que los espectadores podamos seguir el hilo con facilidad. Y, de propina, consigue arreglar errores de continuidad de la saga, pone las cosas en su sitio y se ventila dos auténticos despropósitos como fueron X-Men 3: La decisión final y X-Men Orígenes: Lobezno.

Michael Fassbender (Magneto) y Jennifer Lawrence (Mística) se marcan, junto a James McAvoy (Charles Xavier), un tour de force de lujo.

Uno de los puntos fuertes de la peli es el nivelazo de su reparto (cameo de Chris Claremont aparte), con una larga ristra de actores que suman 10 nominaciones a los Oscars y 3 estatuillas, si no he contado mal. Aunque el personaje que cuenta con más minutos en pantalla es el Lobezno de Hugh Jackman, a diferencia de lo que ocurre en películas anteriores éste se limita a ser un mero hilo conductor entre subtramas y cede su protagonismo a un trío de lujo: Jennifer Lawrence y su espléndida recreación de una resentida y peligrosa Mística, Michael Fassbender (¡qué actorazo!) como un Magneto en ciernes que va por libre y se sabe casi todopoderoso, y James McAvoy como un joven y atormentado Charles Xavier, relegando a Ian McKellen y a Patrick Stewart a roles más secundarios que de costumbre. Sin perjuicio de ello, cada personaje mutante tiene su momento de gloria, algunos de ellos verdaderos momentazos, como el cabreo monumental del joven Magneto a bordo de un avión en una agria discusión con Charles Xavier no apta para quienes padecen fobia a volar o su mastodóntica demostración de poder al levantar él solito el RFK Memorial Stadium como si fuera un plato de lentejas; o las transformaciones y las peleas acrobáticas de Mística; o la escena donde Mercurio (Evan Peters), uno de los nuevos fichajes, hace gala de su velocidad supersónica y nos regala el momento más divertido de la cinta y uno de los más espectaculares. Si echáis en falta más minutos para Halle Berry y su Tormenta, tiene su explicación: al parecer, el imprevisto embarazo de la actriz obligó a recortar el número de escenas en las que intervenía.


Evan Peters (Mercurio) nos regala uno de los momentos más divertidos y espectaculares de la peli. Carl Lewis es un don nadie a su lado, no os digo más.

Acción muy bien rodada, efectos especiales de primer orden sin caer en el abuso de CGI, un ejemplar uso de la cámara lenta y la banda sonora de John Ottman que, sin estridencias, acompaña de forma eficaz a los diferentes ritmos y épocas de la trama (confieso que disfruté en particular con ciertos hits setenteros) redondean las virtudes de la peli.

Y de guinda un gran final, evocador, emotivo, redondo, fantástico. ¡Qué final, señores! Para mí, el The End perfecto para esta historia, y bien podría serlo para la saga (aunque la acostumbrada escena post-créditos nos despierte y nos diga que nos olvidemos, que el money es el money).

Pero no todo es perfecto: algunas licencias de guión que chirrían, una labor de maquillaje mejorable en las secuencias que se desarrollan en el futuro o la aparición de nuevos mutantes (Sendero de Guerra, Blink, Bishop, Mancha solar...) sin ofrecernos siquiera una pincelada sobre el origen de los mismos, más como guiños a los fans que como otra cosa, lastran en cierto modo el resultado final. Sin embargo, el conjunto es tan bueno que resulta fácil pasar por alto estos deslices.

Tanto, que creo que estamos ante la mejor entrega de la saga. Y mirad que le tengo cariño a X-Men 2 y que aprecio el espléndido trabajo de Matthew Vaughn tras las cámaras en X-Men: Primera generación, pero con ninguna de ellas he disfrutado tanto como con esta. No sólo eso: pienso que Singer se ha currado la mejor película de Marvel hasta la fecha. Como suena. Ahí lo dejo.

¿Habéis pensado alguna vez qué os diríais si tuvierais cara a cara a vuestro yo del futuro? ¿O del pasado? Para Charles Xavier ese encuentro será clave en su evolución personal.

Si os gustan los superhéroes, X-Men: Días del futuro pasado es la película que no os podéis perder (los 130 minutos de metraje están salpicados de numerosas referencias a momentos de la saga y de los cómics que los fans sabrán agradecer). Si no os gustan, pero os atrae el cine fantástico, también. Me atrevería a decir que es una excelente historia de aventuras y ciencia ficción que agradará incluso a quienes les importen un carajo los mutantes y sus poderes.

Desde adolescente me han atraído los X-Men, la Patrulla X, o como queráis llamar a esta panda de tipos raros. ¿Por qué? Supongo que en parte por aquellos buenos cómics clásicos que me engancharon en su día. Por cierta afinidad con ellos, incluso: ¿nunca os habéis sentido como bichos raros, fuera de lugar, en alguna situación? No me digáis, además, que no os hubiera gustado tener la capacidad de leer la mente cuando estabais frente a aquella piba que os molaba, intentando adentraros en aquella mirada que no sabíais interpretar del todo, o de manejar el clima a vuestro antojo aquellos días de vacaciones en la playa en que tocaba lluvia. Qué demonios, ayer mismo me hubiera gustado poder atravesar superficies sólidas cuando Ana, aquella novia de la capi que hoy comparte mi vida, me soltó aquello de "Te has acordado de comprar la leche, ¿verdad?" y yo pensaba "¡Tierra, trágame!" mientras visualizaba en mi cabeza la nevera sin un solo tetra-brick. Sí, hubiera estado bien.

¡Saludos culinocinéfilos!

lunes, 2 de junio de 2014

ENSALADA DE PELÍCULAS:

La sección valenciana de Cocina Paradiso llevábamos unas semanas sin ir al cine, desde el estreno de The Amazing Spiderman, y como suele ocurrir cuando uno no come lo que le gusta durante mucho tiempo, el día que puede hacerlo se pega un atracón.

En una sola semana hemos visto 4 películas: Philomena, Her, Maléfica y Al filo del mañana. Como podéis ver, hay de todo, historias pequeñas y dramáticas con grandes actuaciones, ciencia ficción filosófica para hacernos pensar, fantasía de los cuentos infantiles y ciencia ficción con superacción y efectos especiales. De Her os remito a la reseña de mi compañero de Madrid que podéis leer aquí, coincido con su crítica completamente, solo comentar que ambos fuimos con nuestras medias naranjas y en ambos casos los chicos salimos contentos con la peli y las chicas más aburridas que un plato precocinado.

Con las otras tres voy a ir de menos a más según lo que me han gustado:


MALÉFICA:




Pues no me extenderé mucho. Han interpretado el cuento de La bella durmiente contando la historia de la teórica villana. Buenos efectos especiales y una Angelina Jolie perfecta para el papel. Poco más, porque en su afán de contarnos otra historia han dejado unos agujeros de guión que dejan la película coja. Quizá ha pasado como suele ocurrir con las últimas películas de Tom Cruise, se busca tanto su lucimiento que al final eso afecta a la película.
Os la recomiendo para ir con los niños, para ir como adulto con espíritu joven no.


AL FILO DEL MAÑANA:






Acabo de hablar de mi querido Tom, un pedazo de actor al que la gente le ha cogido manía por cosas extracinéfilas. Llevaba unos cuantos años en los que pasó de trabajar con los mejores directores en grandes proyectos, a crear él grandes proyectos para su lucimiento personal, acertando en algunos casos como El último Samurai o MI3, y fracasando en otros como MI2 o Day & Knight. Aunque sus películas siempre son entretenidas, creo que cuando se pone a las órdenes de un buen director con un buen guión es cuando vale la pena verle en la gran pantalla porque es un actorazo.

Por suerte para nosotros este ha sido el caso. Aunque Doug Liman tiene una filmografía irregular, es el responsable de la estupenda El caso Bourne y la entretenida Sr y Sra Smith. Y ha conseguido que Tom sea el protagonista de una historia donde también se trata al resto de personajes con respeto. Algo menos de dos horas de acción, extraterrestres, viajes en el tiempo, humor, drama y vuelta a empezar. Un guión muy cuidado, unos secundarios que están enormes, a destacar la preciosa Emily Blunt, y un ritmo muy ágil hacen de esta cinta algo espectacular y con ciertos tintes filosóficos y dramáticos que le dan un plus muy acertado.

Recomendadísima, y mejor ir sin saber ni de qué va. Por eso he evitado comentar nada del argumento. Es mejor así, creedme.


PHILOMENA:






¡¡Olé tus huevos escalfados, Judi Dench!! Qué pedazo de actriz, aún no he visto la de Blue Jasmine pero me atrevo a decir que el Oscar debería haber sido para esta señora, madre mía qué matices, qué miradas, hace que te enamores de esa dulce señora y te impliques en la historia. Una historia dura sobre el robo de niños a madres solteras y repudiadas por sus familias, con un convento de monjas implicado. Y donde el personaje de Philomena sobrepasa la pantalla para llegarnos directamente al corazón. Unos secundarios muy correctos y toques de humor, drama e intriga.

Se nos escapó verla antes de los Oscars, pero creo que se ha convertido en nuestra película favorita de todas las nominadas.

¡¡¡Judi Dench, I LOVE YOU!!!

Como veis es una ensalada bastante completa. Philomena seguramente ya no la encontréis en el cine aunque si aún está en alguno no lo dudéis; si no, pues a verla alquilándola en los videoclubs de la tele o físicos. Maléfica yo no iría salvo por llevar a algún sobrino o hijo. Y sin duda Al filo del mañana es de esas pelis que ganan en la gran pantalla.


¡¡Un saludo co-cine-ritos!!