Aunque cada vez se estila más, no creáis que es una bebida que en Asturias pueda encontrase en todos los bares y restaurantes. Ni siquiera en todas las sidrerías. No diremos que es difícil dar con buenas sangrías, ni mucho menos, pero bien es cierto que en algunos de los locales donde la ofrecen pecan de servirla con escaso sabor o muy pasada de alcochol. ¿La razón? La sangría de sidra rehuye las prisas y, quizá en mayor medida que otros combinados, pide tiempo y cariño en su elaboración para que resulte realmente sabrosa.
Hoy os enseñaremos a hacer una sangría de sidra deliciosa, refrescante, sin demasiado alcohol y que entra muy, muy bien. Perfecta para llevar mejor los calores estivales.
NECESITARÉIS (para 4 personas):
- 1 botella de sidra natural.
- 2 manzanas
- Azúcar.
- Cointreau.
- Brandy.
- 20 cl. de Fanta naranja.
- 20 cl. de Fanta limón.
- Agua de soda o seltz o, en su caso, gaseosa.
- 1 ó 2 naranjas.
Los ingredientes para preparar una refrescante sangría de sidra. |
¡Al tajo!
Antes de ponernos con la sangría en sí habremos de llevar a cabo una labor previa: lavaremos las dos manzanas y las picaremos en dados, sin pelarlas. Las pondremos en un cuenco, echaremos 4 ó 5 cucharadas soperas, generosas, de azúcar y dejaremos en maceración 1 ó 2 horas.
No seáis tacaños con el azúcar. Si, total, ya es tarde para la Operación Bikini... |
Pasado ese tiempo, comenzaremos con la elaboración de la sangría. En una jarra grande vaciaremos la botella de sidra y agregaremos 20 cl. de Fanta naranja, 20 cl. de Fanta limón (en ambos casos hemos utilizado Fanta Zero, ¡para que luego digáis que huímos de lo light!), 1/2 copa de Cointreau y un golpe de Brandy. Dependiendo de nuestras preferencias, echaremos agua de soda o seltz al gusto si queremos secarla o, en su caso, gaseosa para endulzarla; nosotros nos decantamos por la gaseosa (¡Casera, qué coño, y si no, nos vamos!) pero, repetimos, eso va en gustos.
Tampoco hay que escanciar la sidra para echarla a la jarra, ¿eh? Florituras, las justas. |
Y nuestro ingrediente diferenciador: el zumo natural de 1 ó 2 naranjas, que no veréis en las sangrías de sidra que tomáis por ahí. No uséis zumo de naranja enlatado, tomaros el esfuerzo de sacar el exprimidor del armario de la cocina, haced un zumito de naranja natural (¡todo sea por el sabor!) y añadidlo al resto de ingredientes, usando un colador para evitar que los restos de pulpa de la naranja caigan en la sangría y produzcan una sensación incómoda al beberla. Comprobaréis que la naranja le da un punto singular.
Un poco de zumo de naranja: un ingrediente diferenciador que hará especial vuestra sangría de sidra. |
A continuación agregamos las dos manzanas picadas en dados ya maceradas, cuidando de aprovechar bien todo el poso de azúcar que queda en el cuenco.
Rebañad bien el poso de azúcar que queda en el cuenco, no seáis tiquismiquis. |
Removemos todo bien (con una cuchara de palo, a ser posible) y guardamos en la nevera el tiempo suficiente como para que, por una parte, la mezcla adquiera el sabor dulce de la fruta macerada y, por otro lado, la sangría nos quede bien fría (si hemos tenido los ingredientes en la nevera antes de ponernos en faena, ya tenemos medio trabajo hecho). Aconsejamos no echarle hielo, para evitar que pierda sabor.
Removed con brío, como si fuerais brujos (o brujas, que de todo hay) preparando sus pócimas. |
¡Y lista para tomar! Repetimos: bien fresquita.
Esta es la sangría de sidra que nosotros hacemos y que a nosotros más nos gusta pero, como suele ocurrir, hay múltiples variantes. Hay quien, además de los tacos de manzana, añade trozos de melocotón, de naranja o de limón. O quien sustituye la Fanta por zumo de manzana embotellado. Algunos prefieren ron, licor de manzana verde o Martini al Cointreau y al Brandy. Hay mil y una recetas, pero nosostros hemos encontrado en ésta la que mejor sabor nos deja.
El resultado final: una deliciosa sangría de sidra, ideal para mitigar los ardores veraniegos. Los producidos por el sol, queremos decir. |
Es importante el detalle inicial que os comentábamos de dejar macerar previamente las manzanas con el azúcar 1 ó 2 horas. Muchas recetas de sangría de sidra mezclan todos los ingredientes a la vez (manzanas y azúcar incluidos) y dejan que que el conjunto vaya cogiendo sabor mientras se enfría. Nosotros pensamos que esa maceración previa le da un valor añadido. Si vais justos de tiempo podéis mezclar todo a la vez; pero, si os lo podéis permitir, seguid nuestro consejo. ¿Tardaréis más tiempo? Sí, pero el resultado merecerá la pena, os lo aseguramos.
En cuanto a las cantidades, las que hemos usado hoy dan para algo más de un vaso grande para 4 personas. Pero las cantidades que tengáis que utilizar dependerán de cuánto bebáis vosotros y, llegado el caso, vuestros invitados. Eso ya lo iréis calculando vosotros mismos. Tened en cuenta que en verano una buena sangría entra de maravilla y los comensales suelen ceder con facilidad a la tentación de rellenar sus vasos, así que no descartéis tener que aumentar las cantidades que os marcamos como referencia. Eso sí... ¡sin cambiar las proporciones!
Si tenéis invitados en plan reunión familiar, cumpleaños o similares, lo más probable es que con una jarra no sea suficiente y os veáis obligados a preparar la sangría en una olla o en un perol enorme. Sin problema, saldrá tan deliciosa como en la jarra. El inconveniente con el que os encontraréis es que cuando la pongáis a enfriar tendréis la impresión de que la olla o perol ha adquirido las dimensiones de Hulk y que la nevera es la protagonista de la película Cariño, he encogido al frigorífico... No os preocupéis, también nos pasa. No os quedará más remedio que demostrar vuestras dotes con el Tetris para hacer sitio al recipiente en la nevera. Chupado. ¿O no?
¿Qué? Fácil no, ¿verdad?... ¡Facilísima! Ya sabéis: como siempre, os animamos a que probéis a hacer vosotros mismos una deliciosa sangría de sidra (¡qué bien entra, con estos calores!) y que, por supuesto... ¡nos enseñéis el resultado!
¡Saludos culinocinéfilos!