Buscar este blog

jueves, 10 de julio de 2014

OPEN WINDOWS: LAS VENTANAS INDISCRETAS

Que Nacho Vigalondo es una rara avis dentro del panorama cinematográfico español es un hecho. Nos sorprendió en 2007 con su espléndida ópera prima Los cronocrímenes, un thiller sazonado con viajes en el tiempo donde ya ponía de manifiesto su estilo de cineasta arriesgado y rompedor. Planteaba algo diferente a lo habitual en nuestro cine y eso en Cocina Paradiso, como sabéis, hace que nos mojemos los pantalones.


El reciente estreno de su tercer largo, Open Windows, nos pilló de vacaciones en Oviedo y no pudimos resistir la tentación de irnos quemando rueda hasta los cines de Los Prados para ver la peli lo antes posible. El resultado: una gozada visual que ahora queremos compartir con vosotros.



El cartel de la peli. La cara de susto de Elijah Wood no es para menos...

En Open Windows, una co-producción internacional rodada en inglés, Nick (Elijah Wood) ha ganado una cena con Jill Goddard (Sasha Grey), su actriz fetiche, en un concurso por internet organizado con motivo de la promoción de su última película. Cuando la cita entre ambos es suspendida a causa de los antojos de la caprichosa actriz, un desconocido, demostrando unas pasmosas habilidades como hacker, le ofrecerá a Nick la posibilidad de espiar a Jill durante el resto de la noche desde su propio portátil como ningún otro fan podría soñar jamás. Pero pronto caerá en la cuenta de que se ha involucrado en un peligroso juego que le viene demasiado grande.


Partiendo de esta premisa Vigalondo riza el rizo y nos ofrece un thriller innovador, excitante, que se apoya no sólo en una trama compleja, con múltiples recovecos, giros y trampas, sino también en una puesta en escena visual realmente audaz, donde la pantalla tradicional es sustituida por la de un ordenador portátil y la sucesión de planos por ventanas que se abren una tras otra en la pantalla del portátil, consiguiendo de esta forma que la historia se desarrolle con un ritmo vertiginoso. El que haya sido rodada en tiempo real añade una dosis adicional de suspense que nos atrapa aún más si cabe, hasta el punto de meternos en la piel de Nick y experimentar, como él, que alguien ha conseguido controlar nuestro PC y nos está haciendo la pascua. El clímax de la peli es largo, extenso, tanto que por un momento nos lleva a pensar que Vigalondo ha sido víctima de su propio guión, se ha perdido y va a dar al traste con una historia prometedora, pero sólo es otro truco más: al final todo cuadra, las piezas encajan y el cierre es coherente y, al menos para nosotros, inesperado.




La sucesión de ventanitas que se abren en la pantalla como si estuviesen poseídas por el reggaeton os obligará a estar atentos en todo momento para no perder detalle.

Es inevitable la comparación con títulos menores como Fanático, aquella olvidable película en la que un Robert de Niro que ya empezaba a perder los papeles (los buenos papeles como protagonista, entendámonos) interpretaba a un fan obsesionado con su ídolo del béisbol. Pero también con obras maestras como La ventana indiscreta, esa maravilla de Hitchcock de la que Open Windows es digna heredera porque, como en aquélla, nos mete de lleno en la piel de un tipo normal que de pronto se ve envuelto en una situación que le supera pero de la que, sin embargo, se mostrará reacio a escapar. Y es que, en el fondo, lo que Nacho Vigalondo ha conseguido es adaptar a las nuevas tecnologías el buen cine de suspense.


Todo ello con la virtud añadida de que, aun contando con un mayor presupuesto que en trabajos anteriores, ha logrado conservar ese tufillo a cine independiente, a ese cine de autor alejado de las grandes productoras que le ha permitido hacer lo que le ha dado la gana. Y todo por un encargo: según sus propias palabras, le pidieron que elaborase un thriller donde tuviera mucha importancia internet, y se puso manos a la obra; toda una bofetada para quienes hemos contemplado con prejuicios alguna vez los trabajos por encargo, demostrándonos que si hay talento éstos pueden brillar con la misma luz que una obra de autor pura y dura.


Los dos protagonistas, Elijah Wood y Sasha Grey, están correctos, bien integrados en una trama que tampoco exige una interpretación de Oscar que, incluso, casi sería contraproducente porque desviaría la atención de lo importante: la historia en sí. Una música que no desentona y algunos silencios bien intercalados potencian el suspense de la historia.


Sasha Grey protagoniza una de las escenas más turbadoras de la peli. Y no sólo por la incertidumbre de saber si esa bata caerá o no.

Hasta dónde llegaríamos si pudiéramos colarnos en la intimidad de nuestro actor o actriz favoritos es algo a plantearse una vez vista la peli. ¿Dónde acaba la admiración por un artista y dónde comienza la obsesión enfermiza? En otro orden de cosas, a quien escribe estas líneas, que confiesa sus conocimientos de informática a nivel de usuario normalito tirando a torpe, el inquietante protagonismo del hacker desconocido le ha dejado un regusto de mal cuerpo: acojona la facilidad con la que alguien pudiera llegar a controlar tu ordenador y, con ello, acceder a tu vida y liarte una buena, algo quizá más real de lo que pensamos.


En definitiva, buen cine de suspense, una historia y una propuesta originales, morbo, algo de trasfondo en que pensar, algún que otro cameo divertido,... Por supuesto, os la recomendamos. Sólo queda que vayáis al cine y nos contéis vuestras impresiones.


¡Saludos culinocinéfilos!

4 comentarios:

  1. Escenas masturbadoras queda guarrete pero gracioso jijiji

    Seguid así, besitos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Da gusto comprobar que tenemos lectores lo suficientemente avispados como para cazar los dobles sentidos sin necesidad de incluir comillas, guiones entre palabras o argucias similares. Es un orgullo, la verdad.

      Era un juego. Una forma diferente de aludir al pasado de Sasha Grey como actriz de cine para adultos sin mencionarlo expresamente.

      Gracias por tus ánimos y por participar, Anónim@.

      Eliminar
  2. jajajajaja Anónimo, no se te escapa nada.

    Es verdad que da mucho yuyu que alguien se pueda colar en tu ordenador, en el que generalmente tenemos casi la vida entera, incluso aunque no te la líe y sólo hurgue un poco en tus cosas. Y es completamente factible, dadas las cosas que oyes que pasan por ahí...aunque a mí me parezca casi magia.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Precisamente, Vicky, ese miedo tan cotidiano, por definirlo de alguna manera, aporta un toque aún más inquietante si cabe a la historia. Da que pensar, créenos.

      Eliminar