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jueves, 27 de noviembre de 2014

TORRENTE 5, OPERACIÓN EUROVEGAS: AL RICO HUMOR FÁCIL

Aunque ya son pocos los cines donde aguanta en cartelera (hace casi dos meses desde su estreno), no queríamos pasar por alto otra peli española que ha triunfado en taquilla este año en que parece, al menos visto desde fuera, que el cine patrio ha encontrado un cierto camino para llamar la atención de los espectadores. Nos referimos a Torrente 5: Operación Eurovegas, el mejor estreno del año en España.

Lo confieso. Quien escribe estas líneas ha pasado muy buenos ratos con este ex-policía facha, machista, asqueroso y pendenciero nacido de la imaginación de Santiago Segura. Desde la primera peli, allá por 1998, que nos presentaba al personaje, pasando por su secuela tres años después, divertida a rabiar, con situaciones hilarantes una detrás de otra, y en menor medida con la tercera y cuarta entregas, más flojas, donde se advertía un cierto más de lo mismo y una preocupante cuesta abajo. Pero, contra pronóstico, Torrente 5: Operación Eurovegas ha constituido un punto de inflexión a mejor.


El póster de la peli. Torrente vuelve con fuerza.

Corre el año 2018, Torrente sale de la cárcel. La España que él recordaba ya no existe, ha cambiado. Ahora se encuentra dividida (literalmente) e inmersa en una crisis que se ha estancado. Tal es su shock que decide abandonar el camino recto (¿¿??) para convertirse en un fuera de la ley. Así, con la ayuda de una banda de "especialistas" reclutados de entre sus amigos y conocidos, se propondrá llevar a cabo un gran golpe que ha planeado hasta en su más mínimo detalle: atracar Eurovegas.

Con esta premisa, Santiago Segura recupera la esencia de sus dos primeros trabajos y se curra la que posiblemente es la película más divertida de la saga, superando quizá el nivel de la segunda entrega en cuanto a gags por minuto, encadenando un chiste tras otro, ametrallándonos con situaciones cómicas que se suceden una tras otra, sin tregua, regresando de alguna forma a las raíces del personaje y volviendo a presentarnos a aquel tipejo casposo, guarro y deleznable que vino para quedarse hace ya 16 años.

Esperábamos cierto humor de mal gusto. Y lo hay; si no, no sería Torrente. Pero convive perfectamente con un buen número de planteamientos ingeniosos, situaciones cómicas de lo más ocurrentes, una trama bien hilada que pone a cada uno en su sitio y la acostumbrada crítica social que en esta entrega se vuelve más ácida si cabe, arremetiendo sin cortarse un pelo contra la corrupción, contra los nacionalismos (me gustaría conocer los números de recaudación de esta película en Cataluña) y, en defintiva, contra la sociedad en general.

Tal parece que en las pelis de Torrente haya más gente que un día de Navidad en Preciados o Gran Vïa...

En cuanto al reparto, hay de todo, como en botica. Torrente es Santiago Segura del mismo modo que Indiana Jones es Harrison Ford. Alec Baldwin nunca me ha hecho tilín, limitándose a figurar como la estrella que pretende darle empaque a la peli. Los chanantes Julián López y Carlos Areces, hilarantes por momentos, hacen suyos sus papeles de Cuco y Ricardito respectivamente, haciendo gala de sus aptitudes (y actitudes) para la comedia. Un sorprendente Jesulín, muy simpático, echándole gracia y sin problemas para reírse de sí mismo. Le sobran minutos a Cañita Brava (un poco hace gracia, demasiado acaba por cansar). Anna Simón entre natural y sexy, el regreso de Fernando Esteso, Angy poniéndole ganas, Neus Asensi y Chus Lampreave recuperando viejas sensaciones, Flo haciendo de Flo, y más, muchos más, con los habituales cameos. Y no podía faltar Tony Leblanc, en esta ocasión en una breve aparición in memoriam.

Ideal para desconectar. Perfecta para eliminar una jaqueca descomunal tras un día complicado en el curro: comprobado. Cine de evasión sin medias tintas.

¡Ah! Y de propina con la poderosa voz de Mónica Naranjo ("amigueta" de Segura a raíz de que coincidieran en el programa de A3 Tu cara me suena) y el arte del gran Sabina en la banda sonora. ¡Ahí es ná!

¿Nos hacemos unas pajillas...?

¡Saludos culinocinéfilos!

domingo, 16 de noviembre de 2014

INTERESTELLAR: UN VIAJE AL ESPACIO, AL TIEMPO Y AL AMOR.

¡¡Hola co-cine-ritos!! Hoy os traemos nuestra reseña sobre Interestellar el último trabajo de Christopher Nolan. Mucho se está escribiendo sobre esta película, para unos un peliculón que marcará una época, para otros una película que visualmente está bien pero que es pretenciosa y con un guión lleno de agujeros. Nosotros la vimos el día del estreno, dejándonos una pasta en las entradas (joder!! cuanto tiempo hacía que no íbamos con alguna oferta) pues era viernes y peli de Warner que no admite ninguna promoción salvo la del día del espectador, cosas de distribuidoras o productoras que me cabrean mucho.

El hombre enfrentado a su última esperanza, el espacio desconocido. Precioso cartel, se han hecho varios buenísimos.


Creo que igual que todo el mundo fuimos con unas espectativas altísimas, los trailers, las entrevistas a director y reparto, los trabajos previos de Nolan, todas estas cosas hacen que la gente vaya al cine con unas ganas tremendas de ver un peliculón y creo que por eso la gente más que una decepción se pega una leche de proporciones cósmicas. En nuestro caso al acabar la peli todos estabamos bastante contentos, con alguna duda que resolver y un rato de debate acerca de los viajes espaciales y las paradojas temporales. Creo que eso es algo que dice mucho le la película, no te deja indiferente, igual que otros clásicos de la ciencia ficción como Blade Runner o 2001 Odisea del Espacio han generado debates y múltiples interpretaciones acerca de su argumento y el significado de sus finales. No se como tendréis de frescos estos clásicos, en mi caso 2001 la revisioné hace unos meses y reconozco que puede resultar un tostón, pero a mí me engancha sobre todo la parte de la rebelión de la IA y esa secuencia final tan confusa y difícil de interpretar. El caso es que algunas de estas películas nos cuentan historias de viajes espaciales y robots o replicantes, pero en el fondo lo importante es el ser humano, sus dudas, sus miedos, su valentía y sus instintos. La película de Nolan también juega a este juego y para mí con éxito.

La historia es sencilla, el planeta se va al garete por nuestra culpa, los superlistos lo sabían y tienen un plan para salir por piernas, no se sabe por qué hay un piloto que era la leche y que los encuentra de chiripa gracias al mensaje que un fantasma deja en su casa; ya está el equipo completo, pues al tajo y a viajar por el espacio. Aquí acabo de poner uno de los problemas con el guión, esa forma extraña de que el piloto sea reclutado, creo que no está bien resuelta, que no tiene sentido que los tenga que encontrar él, que no le hubiesen buscado antes, pero si lo pensamos, sin esa historieta el resto de cosas como el cabreo de la hija y el vínculo del fantasma con todo esto no tendría sentido. Pero claro, a esto llego yo después de haberla visto hace casi una semana, si os digo la verdad cuando salí del cine me lo había pasado tan bien que todo eso que acabo de comentar me la sudaba o más bien ni se me había pasado por la cabeza.

No quiero destripar más, así que vamos con otras cosas que no son el guión. Primero la ciencia que envuelve toda la peli es creíble y tiene sentido, eso es lo que importa. Que no sea cierta me importa un pimiento, la ciencia ficción no ha de ser cierta, ha de tener una base científica creíble y que te ayude con la historia. Técnicamente la película es una pasada, nos da algunas secuencias preciosas y espectaculares. Creo que la dirección consigue mucho de lo que se propone, como mostrar la inmensidad del espacio, lo pequeños que somos en él, el ambiente hostil y claustrofóbico en el que se mueven los protagonistas, transmite mucho. La fotografía busca el realismo y huye del efectismo. Los efectos especiales ayudan a la historia, muy bien usados y sin abuso, lo importante es lo que cuentan no tienen que ser los protagonistas de la historia si no ayudar a contarla. Mención especial a los robots que les ayudan en la misión, un diseño cojonudo. 

Una de esas imágenes preciosas y sobrecogedoras de la exploración espacial y sus misterios.

Los actores están a un gran nivel, transmitiendo la tensión y la dureza de la historia donde el tiempo les causará más de una jugada por el problema de que no transcurre igual según donde estén y hacia donde van, lo que para unos son unas horas o días para otros son años. Aprovechando todo esto nos hablarán de lo mejor y lo peor del ser humano, el instinto de supervivencia. Se nos enseñará en la película que somos capaces de lo más heroico y lo más rastrero con tal de sobrevivir. Y la reflexión sobre el amor, lo único que puede trascender más allá del espacio y el tiempo, eso que escapa a la ciencia y sigue siendo un misterio precioso. 

Matthew McConaughey, el protagonista en uno de esos momentos en que se da cuenta de lo que el tiempo le está haciendo en  esta misión.
Para concluir deciros que es una película de la que podéis leer muchísimo, pero que hay que ver en el cine, pobre de aquel que la vea en versión piratilla, se va a comer una mierda de las gordas. No es lo mismo hacer una paella con buen producto y tomándote tus dos horitas para que todo salga perfecto que comprar un preparado para hacer en 20 min, vas a comer paella igual, pero la experiencia es completamente distinta. Con esta peli te va a pasar algo parecido de verla en el cine a verla de otra forma. Bueno amigos, y vosotros ¿la habéis visto? ¿Os ha emocionado o decepcionado?

jueves, 13 de noviembre de 2014

FALSAS NATILLAS DE MANGO

Me encantan los mangos. Los compro poco, porque son caros, y porque en general en casa intentamos consumir productos de cercanía. Pero hete aquí que mi madre el otro día, me compra dos mangos "del terreno". O sea, nacionales. Y yo que me los llevo tan contenta a casa, pelo uno para merendar y....
¡Uffff! ¡Que dulzor! Exagerado, era como una chuche, casi me dolían las muelas.
Así que para comerme el segundo (no se tira nada) necesitaba rebajarle el dulzor y evitar de paso un pico de glucosa que me dejase ciega de golpe.
El resultado me ha encantado, parece por color y textura una natilla. Pero es una cremita suave con un saborcito a mango... ¡Mmmmhhh!

En fin. Es tan fácil que da risa.

Crema parece, natilla no es...


Metemos en el vaso de la thermomix o en la batidora:
- un mango mediano
- dos yogures naturales sin edulcorar (porque el mango era muy dulce. Prueba antes. Si el tuyo no es dulce, puedes usar edulcorado.
- 20 gramos de copos de avena 
- unas gotas de aroma de vainilla (opcional)

Solo hay que darle caña a la maquina hasta que esté todo bien triturado, sobre todo la avena. Repartir en dos bols y dejar reposar unas horas en la nevera. 
Antes de servir, espolvorear con canela molida. 
¡Y voilà! Tenemos un estupendo desayuno/almuerzo/merienda/ la mar de completito.

¿A que da el pego?

Por cierto, todo el postre sale por 4pp, y da para dos raciones. Es una merienda estupenda para toda la familia!

¿SABÍAS QUE...?

La avena es uno de los cereales más completos; además de proteínas, vitaminas y minerales, nos aporta fibra que ayuda a prevenir y a combatir el estreñimiento. Hidratos de carbono de absorción lenta, que nos ayuda a mantener la glucosa en sangre controlada, y es una buena fuente de omega 6, que ayuda a disminuir el colesterol "malo"
Por su parte la canela, entre otras propiedades, ayuda también a reducir los niveles de glucosa en sangre
¿No te parece una me la estupenda para compensar una fruta demasiado dulce?


martes, 4 de noviembre de 2014

LOS CAZAFANTASMAS: EL ESPIRITU DEL CINE DE LOS 80

Hace un año por estas fechas tuvimos una cita con la nostalgia en Kinépolis Madrid cuando Ana y yo llevamos a Irene, su sobrina, a ver Los Goonies en pantalla grande. Recuerdo que disfrutamos con la película tanto o más que la primera vez, y al mismo tiempo pudimos comprobar que la pequeña no quitó ojo de la pantalla, absorbida por la aventura, sin importarle que aquella historia tuviera casi treinta años, que la calidad de imagen fuera sensiblemente inferior a la que estaba acostumbrada a ver (se proyectó en 35 mm) o que aspectos como el lenguaje cinematográfico o el ritmo de la narración fueran diferentes a los de hoy. La división astur-madrileña de Cocina Paradiso aún no éramos Cocina Paradiso como tal y publicamos nuestra crónica de aquel día en la sección "Amigos de Cocina Paradiso" con el título de Experimento Goonies (podéis releerla aquí).

Ghostbusters: Están aquí para salvar el mundo... y para hacer historia.

El pasado 1 de noviembre, aprovechando la festividad de Halloween, la cadena Yelmo Cines celebró el 30º aniversario de Los Cazafantasmas, otra de las pelis icónicas de los ochenta, con la proyección de la cinta totalmente restaurada en formato digital y alta definición. Deduciréis que no pudimos resistir la tentación.

Habíamos comprado las entradas días antes por internet, a razón de cuatro euros y medio por barba. Era sábado, cerca de las ocho de la tarde, y el centro comercial Islazul estaba a rebosar, como de costumbre en Madrid aunque el buen tiempo se resistiera a irse. Ya dentro de los cines, ante la puerta de la sala 4 algunos se hacían fotos antes de entrar, con el fondo de una pequeña imagen de la peli situada por encima del umbral.


Ver la carátula de Los Cazafantasmas integrada con el resto de pelis de estreno tuvo un punto anacrónico, como el resultado de encontrarnos en un extraño viaje en el tiempo.

Fila 11, las butacas 4 y 6 eran nuestras localidades. La sala distaba mucho de estar hasta la bandera, pero había más de media entrada, en su mayor parte espectadores de treinta y tantos o cuarenta y pico, muchos de ellos acompañados de sus hijos de corta edad con la sana intención de hacerles partícipes de una parte de la infancia que habían vivido treinta años atrás. Buen aforo para no ser una peli de estreno.

Tras nosotros se sentó una familia al completo, con el matrimonio, sus dos hijos y dos de los abuelos (maternos o paternos, lo desconocemos): tres generaciones unidas por el cine, disfrutando cine, con la única pega del mal ejemplo de los padres hacia los pequeños una vez acabada la sesión al dejar los restos de las chuches y las bebidas en los asientos. Asignaturas pendientes en materia de civismo.

Decidnos la verdad, ¿vosotros contrataríais a estos tipos para que os libraran de un fastasma que se hubiera instalado en vuestra casa?

No os vamos a contar la peli. Todos, o casi todos, la habréis visto; y, si no, no sabemos a qué esperáis. Sólo deciros que por un rato rejuvenecimos treinta años (donde estén las pelis de los ochenta que se quiten las cremas anti-arrugas) y volvimos a divertirnos con aquel tufillo a comedia para todos los públicos, con Bill Murray y su humor cínico y socarrón, y esos chascarrillos que permanecen grabados en nuestra memoria (Me ha moqueado, Tengo por costumbre no poseer a personas poseídas...). Con Sigourney Weaver, que hasta salía guapa, y con ese Ecto 1, vehículo de cine paradigmático y reconocible como ninguno que ha dejado huella a lo largo de los años. Con ese Ghostbusters pegadizo a más no poder de Ray Parker Jr. que ya es todo un clásico, nominado al Oscar en la categoría de mejor canción original, y con esos efectos especiales que hoy pueden parecernos ingenuos, pero que en su momento dieron a la película su segunda nominación a los Oscars.

Los 80 también fueron los años de la expansión del merchandising cinematográfico, todo un sacacuartos para frikis incautos.

Ya no se hace cine como éste, se lamentaba alguien detrás de nosotros mientras abandonábamos la sala. Hoy se hace cine diferente, es indudable. Mejor o peor, el debate está servido. Pero es cierto que se ha perdido la inocencia que destilaban aquellas pelis de los ochenta. Analizada con frialdad, puede que Los Cazafantasmas no fuera, ni de lejos, la mejor de aquella década. Pero permanece en el imaginario colectivo como referente de una época en la que triunfó cierto tipo de cine que era puro entreteniento, la diversión por la diversión, con historias originales y novedosas, un cine diferente a todo lo que se había visto hasta entonces. Como tantas otras, Los Cazafantasmas fue un acto de valentía, el de Dan Aykroid y Harold Ramis en este caso, que lucharon por convertir en imágenes una historia arriesgada y pelearon por sacar a la luz lo que bien podría haberse convertido en el mayor sin sentido de la historia del cine... o en un clásico inolvidable.

¡Saludos culinocinéfilos!

miércoles, 29 de octubre de 2014

FLANES DE MANZANA ASADA ESPECIADA "2-2-2-2"

¡Hola co-cine-rit@s!

Pues aquí sigo yo con postres ricos, sanos, naturales, sin demasiado azúcar añadido, y con frutas naturales y de temporada... ¿Quién da más oiga? Podéis encontrar otras ideas para disfrutar con frutas aquí, aquí, aquío aquí.

Ligeros, jugosos y especiados...


Estos flanes surgieron para aprovechar unas manzanas asadas que tenía unos días en la nevera, y me han sorprendido. No esperéis la típica textura del flan de huevo de toda la vida. Es una textura mucho más ligera, y es interesante dejarlos reposar de un día para otro para que se asienten más. Su sabor es a manzana asada y a especias muy agradable.

Yo los he hecho con leche desnatada para que sean más ligeros, pero si los haces con leche entera, o incluso con nata (solo se usan 200 gramos) tendrás más cremosidad. Los he llamado "flanes 2-2-2-2" y ahora mismo veréis porqué.

- Dos manzanas asadas (0pp)
- Dos huevos (4pp)
- Dos cucharadas de azúcar, no muy llenas (3pp)
- Doscientos gramos de leche (2pp)
- Caramelo líquido para el molde (2pp)

Los pp totales dependerán de las porciones que hagas. Yo hice seis, así que a menos de 2pp por flan. Y para los que no seguís esta dieta, pues unos flanes ricos y ligeros.

Sobre las manzanas: Yo las aso al horno, con especias (canela, clavo y anís estrellado) y no les añado nada de azúcar. Si le sueles añadir azúcar o miel a tus manzanas asadas, reduce el azúcar de la receta. Si nunca has hecho manzanas, no tienes más que limpiarlas bien por fuera, quitarles el corazón. Hacer un ligero corte en la piel como haciéndole un cinturón (esto no es imprescindible, solo es un pequeño truco para que no revienten) añade las especias que más te gusten, mételas en una fuente apta para el horno y hornéalas 25-30 minutos.

Y ahora sí, vamos a por la receta:

Lo primero, precalienta el horno a 200 grados. Debes dejar dentro la bandeja con agua ya que vamos a hacer los flanes al baño maría.

Lo único que tienes que hacer, es triturar en tu batidora todos los ingredientes, hasta que te quede una crema.
Agua en la bandeja, caramelo en el fondo, no mucho.

Te da para seis mini flanes


Unta con un poco de caramelo la base de tus moldes o flaneras (las mías de silicona) y vierte despacio la crema. Mete la flanera en el horno, y hornea unos 20 minutos (depende del tamaño de tus moldes). Si tienes dudas, a partir de 20 minutos, clava un palillo en uno de los flanes. Estarán listos cuando salga limpio.

Deja enfriar hasta que estén a temperatura ambiente, y después pasa a la nevera hasta el día siguiente.
¿A que te apetece uno? 



sábado, 25 de octubre de 2014

EN EL CRITERION, EL RESTAURANTE DEL CABALLERO OSCURO

Estábamos en Londres. Vacaciones, carpe diem y todo eso. Seis días agotadores, de mucho patear, gastando suela en esa ciudad única. Ana ya la conocía, pero para mí era la primera vez. Me cautivó ese rollo de urbe muy a su aire, diferente a las demás, con sus propias reglas para ciertas cosas. Con gente de todo tipo y pelaje, desde la antipática que no quiere hacerte una foto hasta el majete que se esfuerza por ayudarte porque ve que no le estás entendiendo, eso sí, con educación, que no falte, hasta cuando te dan por saco, siempre con un I´m sorry o un Thank you presente en sus frases. Donde pasaríais desapercibidos aunque llevarais un tanga por encima de los pantalones con la foto de Rappel a todo color.

Era domingo y tras la caminata de costumbre se acercaba la hora de la cena. Por un día teníamos pensado aparcar los sándwiches, los fish and chips y los italianos por una opción culinaria más cinéfila. Tras una breve visita al hotel, cogimos un autobús que nos llevó a través del caos aparente -sólo aparente- del centro hasta Charing Cross Road. No muy lejos a pie se encontraba el restaurante que buscábamos: el Criterion. Queríamos homenajear, a nuestro modo, a un personaje que este año ha cumplido 75 años hecho un chaval: Batman.

El Criterion aparece en una de las escenas de El Caballero Oscuro, además de en otras películas como Un buen año, protagonizada por Russell Crowe, o series como Downton Abbey.
 
Porque, enclavado justo al lado de la boca de metro de Picadilly Circus, en pleno bullicio del West End londinense, el Criterion sirvió de localización para una de las escenas de El Caballero Oscuro, el segundo acto de la excelente trilogía que sobre Batman realizó Christopher Nolan y para algunos, entre los que me encuentro, la mejor película de superhéroes rodada hasta la fecha. Si recordáis, Harvey Dent, futuro Dos Caras, y Rachel Dawes coinciden en un restaurante chic de la muerte con Bruce Wayne y su nueva conquista y mantienen una interesante conversación sobre el papel del hombre murciélago en Gotham, salpimentada con un diálogo -Juntemos dos mesas, propone Wayne; No creo que nos dejen, replica Dent; Deberían: soy el dueño, sentencia Wayne- breve pero revelador, de escuela de guionistas, que define a los personajes en apenas tres frases cruzadas.
 

La escena tiene su importancia porque al término de la conversación Bruce Wayne queda persuadido de que Harvey Dent puede ser la verdadera solución para los problemas de Gotham.

Llegamos a eso de las nueve menos cuarto de la noche y empujamos la puerta giratoria que da acceso al restaurante. Una vez dentro, salvada la hoja de la puerta que continuaba su giro hacia la izquierda, nos encontramos con un local enorme (su gran altura le hace parecer aún mayor), espectacular con sus columnas y suelos de mármol, espejos en las paredes y los mosaicos dorados que recubrían sus techos, bajo los cuales se dice que Sir Arthur Conan Doyle imaginó el primer encuentro entre Sherlock Holmes y su inseparable doctor Watson. Digerida la primera impresión, la recepcionista vino a nuestro encuentro y, tras confirmar que teníamos reserva a nombre de Ana, nos acompañó a la mesa a través de un comedor de ambiente selecto y elegante, pero acogedor, a lo que contribuía una iluminación cálida, casi a media luz.
 

De camino a la mesa pudimos fijamos en la decoración clásica y cuidada, como de otra época: no en vano presumen de llevar allí desde 1874. ¡Ahí es nada!

Confieso que nos vimos en ciertos apuros a la hora de pedir el menú. Nuestro inglés es malo. Tirando a pésimo. Por eso, de lo que nos dijo de primeras la camarera (se llamaba Florianne, según rezaba una plaquita en su chaleco) apenas entendimos si queríamos agua con gas o sin gas. Still water, please. Do you speak spanish? Ni papa. Azorada, la pobre fue a por el agua y al volver nos trajo una sorpresa bajo el brazo. O, mejor dicho, tras ella. Y es que el barman del restaurante era un aragonés de Zaragoza más majo que las pesetas, de nombre Antonio, que se brindó a hacernos de intérprete.
 

La ayuda de Antonio y la amabilidad de Florianne fueron claves para que la velada resultara redonda.

Superado el atolladero del idioma, para abrir boca pedimos paté de jamón y pollo con mermelada de grosella, picatostes y berro, y una deliciosa mozzarella de búfala con tomatehinojo, pepino y pesto. De segundo le hincamos el diente a un confit de ave con puré de patatas, guisantes y remolacha, y a una pasta linguini casera con guisantes, habas, calabacín, aceitunas, chile y menta. Para beber elegimos Italia, un Pinot Grigio a recomendación de Antonio (¿Importa el precio?, nos preguntó. ¡¡¡Sí!!!, contestamos a dúo); buen vino a precio razonable o, al menos, lo que se entiende por razonable en Londres. Para cerrar, tarta de chocolate negro con cerezas y sorbete de yogur. Tras los postres, unos petit fours dulces, obsequio de la casa. Y entre medias, un servicio muy atento, pendiente de nosotros pero sin resultar pesado, sirviéndonos el vino en los momentos precisos.
 

Aparte la exquisita presentación, la comida estaba deliciosa. ¡No dejamos ni una miga en el plato!


Florianne dejó a un lado su sobriedad profesional por un instante y se soltó el pelo a la hora de la cuenta. Le hice una seña con la mano para pedirle the bill, please. Asintió con la cabeza y antes de darse la vuelta para ir a la caja nos soltó, en un casi perfecto español, ¡Ah, sí! La cuenta, pour favour... Me dejó parado, aún con la mano en el aire y una sonrisa cómplice. ¡Mira qué bien sabes éso!, le dije con la mirada, sin palabras. Risas y luego una breve sobremesa, tembleque en la tarjeta (el sitio no es barato, pero sabíamos a dónde íbamos), algunas fotos y una agradable charla con Antonio aprovechando el ambiente relajado del domingo por la noche -al parecer, el turno más tranquilo de la semana- en la que nos contó su walk of life in London.
 
¿No os parece que la iluminación cálida, casi a media luz, del Criterion le proporciona un toque romántico? 

Nos despedimos del personal antes de salir de nuevo a Picadilly Circus. Desanduvimos lo andado y mientras paseábamos miré al cielo. Por un momento imaginé que veía la batseñal. Sólo por un momento. Era la Luna lo que veía -nos tocó buen tiempo y el cielo estaba despejado-, con esas sombras caprichosas en su superficie que a veces se vuelven confusas. Mientras entraba con Ana a un pub de fachada exquisitamente adornada se me ocurrió que si algún día volvemos al Criterion (quién sabe...) tengo que pedir que nos junten dos mesas. Así, a lo Bruce Wayne. Por dar un poco la nota, por orgullo friki.

Nos íbamos de cervezas por los alrededores de Charing Cross Road, muy cerca de Chinatown, en plan parejita, integrándonos en el ambientazo que palpitaba a aquellas horas en el centro de la ciudad. La próxima vez, pensé. Sí, la próxima.

¡Saludos culinocinéfilos!




martes, 21 de octubre de 2014

***ME GUSTA / NO ME GUSTA***: PERDIDA

Co-cine-rit@s, ¡hoy estrenamos sección: "ME GUSTA / NO ME GUSTA"!

Seguro que más de una vez habéis ido al cine en pareja o en grupo y la misma peli que a unos os ha parecido la octava maravilla, para otros ha sido un fiasco como una casa.

De vez en cuando en Cocina Paradiso nos ocurre lo mismo. En este caso vimos Perdida, y tuvimos gustos encontrados.

Os dejamos con las dos versiones de la historia en nuestra primera entrega de "Me gusta / No me gusta".


PERDIDO ANTE FINCHER

 
Resulta preocupante la deriva que está tomando la filmografía de David Fincher de un tiempo a esta parte. Sin haber visto Los hombres que no amaban a las mujeres y, por tanto, sin base para opinar sobre ella, me sorprendió el tropezón que supuso La red social tras una carrera no demasiado prolífica pero sembrada de grandes títulos. Y ahora me ha vuelto a decepcionar con Perdida.

Porque perdido estaba yo en la butaca del cine intentando encontrar algo de suspense y, sobre todo, algo de sentido en este supuesto thriller que estaba viendo en la pantalla. Un thriller que empieza prometedor pero que con el paso de los minutos se revela plano, sin fuerza, sin punch, de más (es un decir) a menos, con un tufillo a telefilm de los domingos por la tarde después de comer que tira pa´trás.

Perdida pretende ser una crítica a la hipocresía conyugal y a la falta de ética y de escrúpulos por parte de los medios de comunicación, disfrazada de thriller. Loable intento, pero fallido resultado: si quieres expresar una idea valiéndote de una película de género, no la cagues en el género porque se va todo al garete. Es lo que ocurre en Perdida: el suspense no funciona y con ello la idea no cuaja. Y me da coraje, porque Fincher ha patinado en lo que mejor sabe hacer.

No puede decirse que esté mal dirigida. Perdida es Fincher, se nota su mano de artesano. Técnicamente impecable, sí, pero esta vez se ha olvidado de la emoción, y ese lastre pesa demasiado. Es como si hubiese rodado con el piloto automático. Prefiero películas como Durmiendo con su enemigo, Doble traición o La mano que mece la cuna (diferentes entre sí, pero todas con alguna similitud con Perdida), más entretenidas y con menos pretensiones que la que nos ocupa.

Es cierto que al pobre Fincher tampoco le ayudan demasiado. Ben Affleck roza la inexpresividad absoluta, alejándose de algunos buenos papeles interpretados en títulos recientes (Argo, The Company Men, Runner Runner o La sombra del poder) y Rosamund Pike logra parecerse por momentos a un maniquí, dando ambos la impresión de no creerse sus roles. El guión encadena un sin sentido tras otro hasta perderse en sus propios giros, y así es difícil dirigir algo decente. Y la música, por su parte,... ehm, ¿hay música?

Seguiré interesado en Fincher. Se lo ha ganado con éxitos del pasado. Pero otro resbalón más y se va a mi catálogo de directores irregulares y sobrevalorados. Os lo juro por Snoopy.

¡Saludos culinocinéfilos!


FINCHER AL SERVICIO DE LA HISTORIA

 
Qué contento me pone esta nueva sección, aunque no lo parezca lo de no estar de acuerdo nos pasa mucho, pero normalmente ya hay entrada publicada y respetamos la opinión del primero que ha escrito. El otro en todo caso deja un comentario si le da mucha rabia alguna cosa jejeje...

En cualquier caso una reseña sirve para conocer la opinión de una persona, y poco a poco ves si te cuadran sus gustos para hacer o no hacer caso a sus recomendaciones. Al final la última palabra y la opinión correcta la tienes tú sentado en la butaca. No he leído la opinión de mi compi que ha sido más rápido que yo para no influir mi reseña buscando contradecir algún argumento u opinión suya.Vamos con la peli.

Fincher es un director al que admiro mucho, Seven, El club de la lucha, La red social o El curioso caso de Benjamin Button son cintas que me encantan y que tienen un sello personal inconfundible. Eso sí, en su evolución como director creo que Fincher está acertando y adaptando su dirección a aquello que cuenta y se cuida mucho de esto, desde los créditos hasta el plano final.

En Perdida nos cuenta tres historias, la de la chica perdida, la del marido que la pierde y la que se montan los medios de comunicación. Parece ser que la autora del libro Gillian Flynn firma también el guión, y aquellos que han leído la novela confirman que es muy fiel, no es mi caso que no la he leído. Es complicado hablar sobre una peli donde el misterio es la clave y no queremos desvelar nada, aunque esa clave es justo lo que a mí me ha funcionado durante toda la película. Una sensación de desasosiego donde ves que todo apunta en una dirección y aún así tienes la mosca detrás de la oreja, el marido que no cae bien pero aun así ves que no merece lo que le pasa, y unas pistas tan claras que te hacen sospechar pero te dejan la sensación de manipulación en el cuerpo. 

Quizá el acierto de Fincher ha sido la sobriedad, con lo que le gustan a él algunas escenas rápidas y saturadas de información. Aquí con la manipulación de los medios de comunicación se podría haber explayado haciendo un montaje que mezclara televisión, realidad, diarios y conspiraciones sospechosas. Pero tengo la sensación de que el tono de la película cambiaría y traicionaría el espírtu de la novela y de la historia.

Los actores creo que están muy bien, Affleck con sus limitaciones creo que está muy bien elegido y dirigido dando ese perfil de pánfilo que va al salto de la mata y que se ve envuelto en algo que supera su poca personalidad. La chica, Rosamund Pike, pasa por muchos registros en la historia y me parece que hace un papelón, no cuento más de ella por vuestro bien. Y mi querido Neil Patrick Harris hace un papelito muy pequeño y secundario, pero creo que borda un personaje del que sabes muy poco y realmente no sabes por dónde va a salir, personalmente creo que en la historia queda desaprovechado, pero esta no es la historia de este personaje, lástima.

Hay algo muy curioso, la música son pinceladas. Acompaña, enfatiza la historia de amor y poco más. Eso en general me suele cabrear, a mi me gustan mucho las bandas sonoras y me fijo en ellas, sin embargo una banda sonora reconocible no le pega a la historia, y quizá la música daría alguna pista si tomase algo más de protagonismo. Creo que han acertado.

Me queda hablar un poco de la fotografía, algo que Fincher cuida muchísimo y que suele dar el tono de la peli. Es una película gris, con una luz tenue y neutra todo el tiempo, y creo que ayuda a crear una sensación de agobio e incertidumbre donde todo y todos parecen reales y falsos al mismo tiempo. 

Esas sensaciones de no saber por dónde va a ir la cosa es lo que más me ha gustado de la película, el papel de los medios de comunicación es la otra, unos medios a los que les interesa la carnaza y poco más, pero lo que es peor y quizá lo más real de la peli es que todos están vendidos a esos medios, da igual lo que te hayan hecho o lo que hayan dicho de ti si luego te encumbran y te ayudan te vendes a ellos. Esos son los valores de los personajes, todo vale si me da pasta, la justicia y los valores dan igual, lo importante es la pasta, la fama y la buena prensa.


Bueno Co-cine-rit@s, espero que os hayan gustado nuestras opiniones enfrentadas, pero ahora lo único que nos interesa es la vuestra. Me voy a leer la crítica de mi compañero ahora que he terminado, recordad que podéis comentar cosas por aquí y por el Facebook

lunes, 13 de octubre de 2014

LA ISLA MINIMA: CINE NEGRO DE MAXIMA CALIDAD

El viernes pasado fue un día duro en el trabajo. Un día de mierda, triste, que puso fin a una semana laboral complicada y decepcionante. Por eso, cuando llegué a casa por la tarde, a eso de las siete, le propuse a Ana uno de esos planes de cena y cine que tanto nos gustan en Cocina Paradiso. Tenía que desconectar del mundo. Así que hora y media más tarde, desafiando a la lluvia que caía en Madrid, cogimos el coche, fuimos a cenar a un Tommy Mel´s y después vimos una peli a la que le teníamos ganas, La isla mínima. Placeres baratos, sí, pero placeres al fin y al cabo. A veces son los mejores.

Acertamos porque fue un placer ver La isla mínima, la verdad. Y una desconexión absoluta, porque me atrapó sin remedio.

El cartel de la peli muestra a la perfección el tono de la historia. En él destacan las marismas, que se convierten en un personaje más de la historia.

Dos policías de ideologías y caracteres opuestos son expedientados y castigados a desplazarse desde Madrid hasta un remoto pueblo de las marismas del Guadalquivir para investigar la desaparición de dos chicas adolescentes. Corre el año 1980 y allí se toparán con una comunidad anclada en el pasado y en el miedo, donde un asesino contará con la protección de un autoimpuesto pacto de silencio que atenaza a los habitantes del lugar.

Con estos mimbres Alberto Rodríguez teje un maravilloso ejercicio de cine negro, gran cine negro made in Spain, y nos brinda una historia de ritmo pausado que destila tensión a fuego lento en el patio de butacas sobre la base de un guión espléndido en el que colabora con Rafael Cobos y que no deja nada al azar, o casi nada, porque sí es cierto que alguna de las subtramas cojea a la hora de su resolución o, directamente, se deja sin cerrar: lapsus nimios. Contribuyen a redondear el producto la contenida música de Julio de la Rosa y, sobre todo, la magnífica fotografía de Alex Catalán (premio del jurado a la mejor fotografía en el último festival de cine de San Sebastián), que endurece los escenarios con el uso de colores crudos y apagados, transportándonos de este modo a una época en que aún muchas televisiones eran en blanco y negro. Embobados quedamos, de propina, con unos espectaculares planos cenitales usados como una suerte de finales de capítulo, como si de una miniserie se tratara.

Javier Gutiérrez y Raúl Arévalo en los que para ambos puede que sean los papeles de sus vidas hasta la fecha.

A nivel actoral es de agradecer el esfuerzo de los dos protagonistas principales, Raúl Arévalo y Javier Gutiérrez (éste último concha de plata al mejor actor en el Festival de cine de San Sebastián), que en esta ocasión se alejan de la comedia y pelean con brío para dar lustre a sus interpretaciones, cumpliendo con los matices de sus personajes. En cuanto al resto del reparto hay de todo, destacando por encima del resto una inspirada Nerea Barros que borda a la desesperanzada madre de las jóvenes. Nos quedamos con ganas, eso sí, de disfrutar durante más minutos de Antonio de la Torre, creemos que desaprovechado como secundario en un papel que quizá pudiera haber dado más juego.

En un tenso final escrito con lluvia, casi podemos decir que Alberto Rodríguez emula al mejor Fincher de Seven.

Una historia mil veces vista, la de dos policías antagónicos (en este caso representantes de las dos Españas, la de la opresión cuyo ciclo parecía acabar frente a la de la esperanza que comenzaba a salir a flote) obligados a entenderse para resolver un caso, pero contada de modo magistral. Algunos momentazos rebosan genialidad, como esa estremecedora persecución nocturna en coche por los caminos tenebrosos de las marismas, demostrando que no hace falta gastarse una millonada para rodar una persecución que nos deje pegados a la butaca. Y, para acabar, un The End amargo que requiere de toda vuestra atención, que sugiere más que muestra, que nos habla de tiempos oscuros en que la justicia era diferente para los ricos y para los pobres. Retazos de un pasado no demasiado lejano.

O de un presente, quizá, que se obstina en quedarse.

¡Saludos culinocinéfilos!

lunes, 29 de septiembre de 2014

UN VIAJE DE DIEZ METROS. COCINANDO CINE

Que gustazo cuando uno sale contento del cine. Como sabéis nuestro blog intenta hablar de cocina y cine y esas dos pasiones de vez en cuando se mezclan en alguna película hasta el punto de que casi puedes oler y saborear lo que está ocurriendo en la pantalla, y por supuesto sales contento y con ganas de hincarle el diente a algo suculento.

10 metros es una gran distancia en esta película, una distancia que irán haciendo pequeña los protagonistas.


Nos decidimos a ir el sábado al cine aprovechando que nos quedaban unas entradas a 4´90 euros, siempre buscando y aprovechando la oferta. Como en los cines donde solemos ir no ponían Jersey Boys , que ya la recomendaron Miguel y Ana en la entrada anterior, miramos la cartelera en busca de alguna novedad interesante. Yo sabía que habían estrenado "Un viaje de 10 metros" y por lo que sabía de ella pensé que era ideal para el blog y en principio pensaba que a Mery le encantaría pues la combinación de cine y cocina le suele gustar mucho. Aunque algo decepcionados con la película #Chef, nos decidimos por darle la oportunidad a esta historia basada en libro para variar y dirigida por Lasse Hallstöm que ya tocó el tema culinario en la deliciosa Chocolat.

Que gran acierto. La película cuenta las peripecias de una familia hindú que ha de huir de su país y pasa por una tragedia. Llegarán a Europa como refugiados políticos pero tardarán en encontrar un sitio. Una familia dedicada en pleno al negocio familiar, la restauración, con un padre tozudo y mandón acabarán en un pequeño pueblo francés donde montarán un restaurante. El conflicto vendrá porque en la acera de enfrente a tan solo 10 metros hay un restaurante con estrella michelín. El choque cultural y la rivalidad están servidos.

La guerra entre restaurantes llevará al alcalde hasta el límite, un alcalde que disfruta comiendo como el que más. ¡¡Creo que siempre sale zampando el tío!!


Si tuviese que sacarle un defecto a la película sería el optimismo desmesurado y que todo va saliendo bien, y sabes que será así. Pero la verdad es que nos encantan este tipo de películas optimistas, en particular las que como esta son divertidas, bien contadas y creíbles. Con esto acabo con los defectos, porque aunque yo sí que le vi un optimismo desmesurado y algo irreal, te lo pasas tan bien y estás tan emocionado con las sensaciones que transmite sobre esos mundos culinarios de colores, sabores y olores que cualquier defecto se perdona.

Los actores están estupendos, los veteranos Helen Mirren y Om Puri llevan ese duelo y rivalidad perfectamente y sin sobreactuar.  Mirren tiene un par de secuencias absolutamente geniales en lo que a su actuación se refiere. Los jóvenes también acompañan perfectamente, sobretodo el protagonista Manish Dayal el que nos transmite con su actuación esa pasión por los sabores que te hace salivar solo de verle como disfruta creando y saboreando lo que cocina. Aquí hay que hablar de la dirección, ágil y detallista para transmitir el arte de la cocina, centrándose en algunos momentos en los detalles que tanto gusta ver de como se maneja un experto en la cocina. 

Esos momentos en la cocina son lo mejor de la peli, y lo que más nos toca la fibra en el blog.


Una banda sonora amena y dulce acompaña a toda la película, un score de A. R. Rahman responsable de la música de Slumdog Millionaire o 127 horas. Ese toque exótico y preciosista le va de lujo a las imágenes de cocina exótica.

Pero sin duda algo más tiene esta película, un mensaje que va más allá de estrellas michelín, una búsqueda de hogar y de felicidad por parte de todos los personajes, que en su evolución encuentran esa felicidad donde menos lo esperarían. Y lo mejor es estar disfrutando y darte cuenta de que la persona que tienes a tu lado está gozando aún más que tú, y es que aquellos que aman la cocina y el buen comer disfrutarán aún más esta película. Eso sí, id cenados o con idea de cenar luego algo bien rico porque sales con un hambre que da calambre.

¡¡Que disfrutéis mucho co-cine-rit@s!!!

jueves, 18 de septiembre de 2014

JERSEY BOYS: OTRO PELICULON DE CLINT EASTWOOD

Llevo una semana tarareando canciones de Frankie Valli y de los Four Seasons y escuchando en el coche la banda sonora de Jersey Boys sin parar. Supongo que sería una penitencia para Ana si no fuera porque a ella le ocurre lo mismo. Y la culpa de todo la tiene un californiano de 84 años.

Os contamos. La semana pasada estuvimos unos días en Oviedo -apenas cuatro- aprovechando parte de la segunda tanda de nuestras vacaciones, que en esta ocasión coincidía con el inicio de las fiestas de San Mateo. Llegamos el miércoles a eso de las seis y media de la tarde, una visita rápida al señor Roca y quemando rueda nos fuimos a los cines Cinesa de Parque Principado: estaba reciente el estreno de un nuevo trabajo tras las cámaras de Clint Eastwood y eso, para la sección astur-madrileña de Cocina Paradiso, es un acontecimiento de primer orden.

Porque uno, que creció viendo a tipos como Silvester Stallone, Arnold Schwarzenegger, Steven Seagal o Jean-Claude Van Damme repartir mamporros a mansalva durante los años 80 y 90, tiene sin embargo encumbrado al señor Eastwood como el prototipo de hombre duro por excelencia desde hace décadas -no malmetáis con Los puentes de Madison- y, la verdad, nunca hubiera imaginado que Harry el Sucio o el bueno de El bueno, el feo y el malo llegaría con el tiempo a cautivarme dirigiendo películas, con ese estilo suyo clásico, elegante, sobrio, sin estridencias pero contundente. Prejuicios, lo sé, pero es así y estoy encantado de que me dé la réplica con cada trabajo que se saca de la chistera. Por supuesto, lo ha vuelto a hacer.

El cartel de la peli es estupendo. Sencillo y sobrio, refleja a la perfeción la esencia de la película.

El 5 de septiembre se estrenó en España Jersey Boys, la visión de Clint Eastwood sobre el inolvidable Frankie Valli y su grupo The Four Seasons, iconos indiscutibles del soul italoamericano desde principios de los 60 y, más tarde, del sonido disco setentero, que parieron clásicos indiscutibles como Big Girl don´t Cry, Walk like a Man, December 1963 (Oh, what a Night) o Can´t Take my Eyes off you. Basada en el musical homónimo que triunfó en Broadway, nos cuenta el origen, ascenso, triunfo y declive de aquel grupo formado por cuatro chicos de barrio que con demasiada frecuencia se vieron caminando sobre la fina cuerda que separa el éxito del lado oscuro de la vida. El tesón para llegar a lo más alto, sus comprometidas relaciones con la mafia y los códigos de lealtad que les unían fueron factores clave que guiaron sus vidas.

Dos leyendas vivas -¡y tanto!- del artisteo americano: Clint Eastwood y Frankie Valli (84 y 80 años respectivamente) durante el rodaje.

Son los mismos protagonistas quienes van desgranando la trayectoria del grupo, tomando como base un guión fabuloso (por obra y gracia de Rick Elice y John Logan) que consigue contarnos su historia a través de la conjunción de cuatro formas diferentes de ver las cosas -y la vida- y de sus cuatro personalidades, a cada cual más distinta. Y lo hacen dirigiéndose a cámara, mirándonos a los ojos, un recurso arriesgado que, en manos del director californiano, consigue meternos de lleno en la trama y hacernos partícipes de ella.

Además está un vestuario trabajado con minuciosidad, la fotografía, la ambientación, una banda sonora que nos transporta a los años 60 y 70, las vistosas coreografías, unos temas musicales perfectamente anclados en la historia que se cuenta (confieso que no volveré a escuchar de la misma forma temas como Sherry o My Eyes Adored You),... todo se confabula para brindarnos una película enorme, grandiosa, como la calificó Ana, boquiabierta una vez salimos del cine. No es la mejor de su director, pero sí un trabajo redondo que te engancha desde el minuto cero.

Para los cuatro personajes principales Eastwood (no os perdáis, por cierto, el simpático cameo que "se dedica" a sí mismo durante unos breves segundos) eligió actores desconocidos para el gran público, bien escoltados, eso sí, por un carismático Christopher Walken que borda el papel de capo mafioso a quien deberíais respetar si tenéis en alguna estima vuestra vida. A Michael Lomenda y a Erich Bergen nos los creemos como Nick Massi y Bob Gaudio, respectivamente. John Lloyd Young cumple sobradamente como Frankie Valli (no en vano fue merecedor de varios premios en su etapa en el musical de Broadway interpretando el mismo papel). Y, destacando sobre todos ellos, Vincent Piazza y su magistral recreación de Tommy de Vito, que construye un personaje único, despreciable por momentos, encantador en otros, tan contradictorio que no podremos evitar sentir cierta lástima por él.

En todo un alarde interpretativo, Vincent Piazza (a la derecha) da vida a un Tommy de Vito rebelde e impredecible que os fascinará.

Más que un musical, Jersey Boys es un biopic sobre un grupo musical y, por fuerza, la película es muy musical, pero no es un musical en sí mismo. Eastwood, un melómano confeso e irreductible, sólo se da el gusto de soltarse la melena al final, con un momentazo coral por todo lo alto que nos brinda un cierre espectacular al más puro estilo Grease, en un claro homenaje al musical de Broadway del que es heredera.

Eastwood y estos cuatro mozalbetes son los culpables de que mis pies lleven una semana dándole por su cuenta al baile de San Vito.

Si os gusta el soul americano de los años 60, si conocéis a Frankie Valli y a The Four Seasons, ésta será una peli que se os quedará grabada. Si no, conoceréis una parte de aquella música que hizo menear las caderas a millones de jóvenes de aquella época e, igualmente, disfrutaréis de un peliculón en toda regla.

¡Saludos culinocinéfilos!

viernes, 12 de septiembre de 2014

COCINA PARADISO EL VÍDEO, PRIMERA PARTE

¡¡Hola co-cinerit@s!! Nuestro amigo y seguidor Tino Fernández nos ha hecho un vídeo en el que os contamos como surgió el blog y por qué lo hacemos. Tifvisuals es su empresa dedicada a hacer videos profesionales, y le estamos muy agradecidos por este fantástico vídeo.

Esperamos que sea el primero de varios, aquí conoceréis a la fundadora del blog Mery y a el primero en unirse Alfredo, algunos de sus rasgos y formas de pensar. Así nos conocéis un poquito más. Esperamos que sea el primero de una serie de vídeos pues como sabéis los grandes Miguel Ángel y Ana se unierón al blog ya hace un tiempo considerable y si todo va bien os contarán su historia en un nuevo capítulo. Ya no seríamos lo mismo sin ellos.

Esperamos que os guste y que lo déis a conocer a vuestros amigos y vecinos.

Aquí el enlace para verlo:

http://vimeo.com/105571388

Un abrazo a tod@s l@s co-cine-@s que nos siguen y a los futuros seguidores también.

To be continued

miércoles, 10 de septiembre de 2014

LASAÑA DE MANZANA Y VEGETALES CON BECHAMEL DE DIETA

¡Pues seguimos con las entradas post-veraniegas amigos!

Quien más y quien menos se ha cogido algún que otro kilito de más... ¿o no? y uno se mira al espejo y decide que a estas alturas hay que empezar con la operación post biquini. O pre Navidad, como prefiráis.

Pues para vosotros, que estáis con el buen propósito de cuidaros pero no os hace ilusión la pechuga torrada con lechuga triste, o para cualquiera que tenga ganas de un plato sano, pero rico, rico. Os dejo un plato de lasaña que haréis más de una vez. Seguro.

No. No es un croque monsieur. ¡Esa para otro día!


NECESITARÁS (PARA 3-4 PERSONAS)

- PARA LA LASAÑA

  • Un paquete de placas de lasaña fácil (No necesitan remojo previo) Yo usé 15 placas, para 3 raciones grandotas de 5 placas cada una. Puedes hacer 4 raciones de 4 placas.
  • Una manzana grande o dos pequeñas
  • Media cebolla
  • Una zanahoria grandota o dos medianas
  • 10-12 champiñones
  • Una cucharadita (unos 20 gramos) de margarina o mantequilla.
  • Dos lonchas de Havarti light (o queso rallado a tu elección)
- PARA LA BECHAMEL DE DIETA
  • 200 gramos de leche desnatada
  • 600 gramos de calabacines pelados (sin nada de parte verde)
  • Aceite de oliva
  • 30 gramos de cebolla
  • 4 quesitos desnatados
  • Sal, pimienta, nuez moscada.
Vamos a comenzar con la bechamel de calabacín, que no es más que una crema espesa, pero os aseguro que da el pego. Si tienes un robot tipo thermomix o similar, los pasos son estos: (puedes encontrar más detalles en www.velocidadcuchara.com)
  1. Calentar el aceite 3 minutos / Varoma / Vel. 1
  2. Añadir la cebolla y los calabacines, pelados y a trozos, 7 min / Varoma / Vel. 2
  3. Metemos el resto de ingredientes 15 min / 100 grados / Vel. 1
  4. Triturar 15 segundos a velocidad 5. Comprobar que haya quedado bien triturado, y si no, dar unos segundos más.
Si no tienes robot, lo más práctico, es usar el microondas. Ponemos en una fuente apta para el horno la cebolla y el calabacín pelados y cortados. Añadimos el aceite, mezclamos y metemos tapado, 5 minutos a 600w. Comprobamos la cocción, y si es necesario mezclamos, y ponemos unos minutos más hasta que esté cocido. Retiramos el agua sobrante, y volcamos en el vaso de la batidora, añadimos el resto de ingredientes y trituramos.

Por último, si no eres amigo del micro, rehoga las verduras en una cazuela a fuego muy lento (no ha de dorarse) Cuando esté blandito, añade un chorrito de leche, y a fuego muy lento, moviendo para romper el hervor, deja cocer 5-10 minutos. Por último, añade el resto de ingredientes y tritura con la batidora.

Cremosa pero ligera. ¡Increíble, pero cierto!


Nos ponemos con la lasaña:

Troceamos las verduras. En el caso de la zanahoria a trozos muy pequeñitos, al igual que la cebolla. El champiñon lo dejamos más grande porque se va a reducir durante la cocción. Rociamos con una cucharadita de aceite (yo uso una botellita difusora) y metemos al microondas durante 5 minutos. Comprueba que la zanahoria haya quedado "al dente" No hace falta que esté cocida del todo, porque se va a terminar en el horno.
Verduritas de camino al micro.


Mientras se cocina la verdura, calienta en una sartén la cucharadita de margarina, y en cuanto se deshaga, salteamos la manzana cortada a trocitos pequeños durante 5 minutos. Salpimentamos. Por último, añadimos la verdura del microondas, removemos unos minutos, y rectificamos de sal.
La manzana le da el toque especial a esta lasaña.


Ya sólo queda montar la lasaña: En una fuente apta para el horno, ponemos 3 o 4 cucharadas de bechamel, y la primera capa de placas de lasaña. Añadimos una dos cucharadas de la mezcla por placa, napamos con más bechamel y aplanamos. Vamos alternando capas de pasta y mezcla hasta acabar nuestros ingredientes. Terminaremos con placas de lasaña, y cubrimos con el resto de la bechamel. Por último, añadimos el queso.
¡Esto ya pinta bien!



Horneamos 15 minutos a 200 grados, calor arriba y abajo, y los últimos minutos le damos un golpe de gratinador (aquí cuidado, que se quema rapidísimo)

¡Y A COMER! 
¡Comete toda la bechamel! ¡Sin miedo, que es light!


Aunque ha sido largo escribirlo, os aseguro, que se hace rapidísimo y es una lasaña original que sorprenderá con el toque de la manzana.

Por último, y para las seguidoras de "Entulínea" os pongo los pp, que veréis que son poquísimos para el pedazo de receta que es:
  • Bechamel: 13 pp en total
  • Queso: 4 pp en total
  • Margarina: 2pp en total
  • Aceite de las verduras: 2pp
  • Placas de lasaña: 21pp 16 placas. (Lasaña fácil el pavo. Otras marcas comprobar)
  • Resto de ingredientes: 0pp
TOTAL: 37PP. PARA 4 RACIONES: 9PP EN TOTAL. MOLA ¿EHHHH?

Pues ¡ala! A la cocina co-cine-rit@s.



martes, 9 de septiembre de 2014

EL CINE EN VERANO, UNA DE BLOCKBUSTERS

En verano todo vale, la dieta se va a tomar viento, nos lanzamos a las terrazas a compartir unas buenas cañas, leemos ese libro que tanta pereza nos daba, o cogemos aquel que es facilón porque no apetece mucho reflexionar y hacer cosas profundas, de hecho la vagancia veraniega es la culpable de que estas reseñas lleguen con tanto retraso, mea culpa jejeje. La industria del cine nos tiene calados y por eso en verano siempre llegan un buen número de blockbusters. Y como sabéis, somos como vosotros, en verano nos mola la zampa, las birras, los amigos, las terrazas, la playita y el aire acondicionado del cine con tus palomitas y una buena peli que si bien no te calará muy profundo, seguro que te hace pasar un par de horitas divertidas y a la fresca.

Ese fue nuestro objetivo cuando vimos el programa del autocine en la segunda semana de agosto, ponían LOS GUARDIANES DE LA GALAXIA y LOS MERCENARIOS 3, cine al aire libre, a buen precio y en buena compañía, y hasta cayó alguna copita antes de la doble sesión, el verano a lo loco señores... Ya os hablamos del autocine en alguna ocasión así que vamos con las pelis.

LOS GUARDIANES DE LA GALAXIA:

 La nueva apuesta de marvel para extender su universo cinematográfico, en principio algo arriesgada porque son personajes poco conocidos por el gran público no como con los Vengadores. Arriesgada sí, pero muy bien pensada. Una aventura sin complejos, una opera espacial con todos los alicientes que eso conlleva como las naves, el espacio, las persecuciones, la acción y la emoción. No nos ofrece nada excesivamente novedoso, pero sabe a que público se dirige y le ofrece lo que pide y bien hecho.

Este cartel es el que sacaron como homenaje a Star Wars, ya no se hacen carteles así (snif, snif)

Una primera parte de presentación donde creo que te pierdes un poco porque presentan buenos, malos y supermalos con sus razas, estirpes e historias varias, pero rápidamente te meten en el lío y dejan que poco a poco vayas quedándote prendado de unos personajes con un punto patético pero con voluntad de héroes, otro gran acierto. Las comparaciones son odiosas, pero en este caso no, y encontramos en estos personajes similitudes con nuestros queridos personajes de Star Wars, contrabandistas, tramposos, asesinos, atormentados e inadaptados sociales, tendrán que entenderse para ser los héroes de la película. Y ese punto Star Wars nos lleva a nuestro querido cine de los 80 y es que esta película recupera ese espíritu aventurero y de entretenimiento que tanto nos cautivó. La banda sonora también nos transporta a esos años, y las referencias del protagonista Star Lord a películas como Footloose.

Los sospechosos de la galaxia, como nos gustan los antihéroes.

Podría empezar a describiros los personajes, sus puntos fuertes o por qué han acertado al aproximarlos a algunas referencias ochenteras que todos tenemos en nuestra mente, pero sería como contaros lo buena que está una paella y no dejaros probarla. Yo os la recomiendo por lo divertida que es y por su aire ochentero, espero que nos contéis que os ha parecido, tanto en positivo como en negativo.

LOS MERCENARIOS 3:

Esto si que es cine veraniego, todas las viejas glorias soltando mamporros y chistes para contarnos la misma historia de siempre. En un principio esto podría ser malo, pero el que se mete a ver los mercenarios espera exactamente eso, y eso obtiene.

Toma cartelazo, con tanto músculo no hace falta más jeje

Personalmente me gustó más la segunda, pero esta tiene un par de aciertos muy buenos. El primero Antonio Banderas que se suelta la melena histriónica y le sienta muy bien, los mejores puntos de humor nos los regala él y ese momento cante del himno de la legión me encantó. El segundo es esa lucha por ser el "agüelo" más duro y malote, ahí entran todos los grandes Stallone, Arnold, Gibson y Ford, y a mi me hace mucha gracia porque a Ford no le pega nada ir de superduro malote y a Gibson le va hacer de malo pero su personaje no termina de funcionar, le ponen escenas para perfilar ese personaje pero en muchas queda bastante ridículo, y a mi eso me hizo bastante gracia aunque imagino que a la mayoría esto le habrá parecido un defecto.

Nuestro Antoñito es la gran revelación entre tantas estrellas, ¡¡arriba España!!

Que se puede contar de la historia, pues que los mercenarios están mayores y hace falta sangre nueva pero a la hora de la verdad "volverán" y demostrarán que la tercera edad puede ser muy divertida y explosiva. A disfrutar de estos dinosaurios y su estilo de cine mientras les quede cuerda, porque son maestros en ofrecer lo que la gente espera y eso, aunque no lo parezca, es bastante difícil.

"Semper fi"

miércoles, 3 de septiembre de 2014

EL NIÑO

Que Telecinco y compañía han invertido una pasta gansa en una peli se sabe porque el bombardeo de publicidad con que nos obsequian antes de su estreno resulta mareante. Es el caso de El Niño, el último órdago del cine patrio, que fuimos a ver este pasado fin de semana. Domingo, la sala casi llena pese a ser el último día de agosto y pese al precio de las entradas en los cines Dreams Palacio de Hielo de Madrid: 9,60 euros, aunque nosotros aprovechamos uno de esos cupones de oferta que acompañan a las entradas adquiridas un día determinado y que permite comprar localidades por un tiempo limitado a precio reducido, en este caso 6,50 euritos.

Y al final aplausos, buen sabor de boca y un regusto a cine de calidad. Gran tarde de butaca y palomitas, sí señor.

El Niño nos cuenta dos historias paralelas: la de Jesús y Eva por una parte, dos policías antidroga empeñados en demantelar, al menos en lo posible, las rutas por donde se cuela la cocaína a través del estrecho de Gibraltar, y por otro lado la de El Niño y El Compi, dos jóvenes que se inician en el peligroso mundo del narcotráfico para ganar un dinero rápido, dos destinos encontrados que acabarán cruzándose en medio de persecuciones, violencia y adrenalina.

El cartel de la peli.

La peli comienza bien, muy bien, metiéndonos en la piel de los agentes de la policía antidroga en una operación secreta que acaba resultando un estrepitoso fracaso; una decepción para la pareja de policías en una secuencia tan bien contada que la desilusión acaba siendo también nuestra. Tras el prometedor comienzo, el nivel se mantiene y la historia policiaca acaba derivando hacia un convincente thriller de acción.

Daniel Monzón nos demuestra con su último trabajo que si queremos y si disponemos de medios suficientes, no somos malos rodando escenas de acción. Os toparéis con sorprendentes secuencias de persecuciones en el mar, con helicópteros de la policía acosando a lanchas cargadas de droga, y buenas persecuciones de coches, alejándose de la parafernalia hollywoodiense y ofreciéndonos una acción más cercana, más de andar por casa, más real, pero ni mucho menos de poca calidad, al contrario, acción sobria y creíble. Tanto es así que da la impresión de que la última persecución en tierra se nos queda coja porque las anteriores han sido tan buenas que queremos el más difícil todavía.

Si queremos y si disponemos de medios suficientes, no somos malos rodando escenas de acción. Sólo tenemos que creérnoslo.

Quizá la peli se nos haga un poco larga (que no pesada), quizá le sobren veinte minutitos, quizá alguna escena de acción se nos vaya de las manos y se alargue demasiado, como marcando el territorio, como diciéndonos ¡Eh, que en España sabemos rodar acción, coño!,... el resultado global merece la pena, no obstante.

Pero El Niño no se queda ahí. Porque, como contrapunto a la acción, nos brinda un buen thriller policiaco, bien narrado, con calma, con el tempo suficiente como para ir desgranando a los personajes y mostrarnos sus motivaciones y sus deseos. Y también sus obsesiones. La base de todo está, claro, en un excelente guión que se toma el tiempo necesario para que la historia vaya fluyendo y las diferentes tramas avancen sin que todo parezca un circo hasta el final, cuando los destinos de los personajes que se encuentran a ambos lados de la ley se cruzan y descubrimos que no hay blanco ni negro, que la vida se compone de una amplia gama de grises y que todo es mucho más ambiguo de lo que podríamos pensar.

En El Niño no hay blanco ni negro: la vida se compone de una amplia gama de grises y es más ambigua de lo que podríamos pensar.

El reparto es de lo mejorcito que podemos ver en nuestro cine. Nuestro admirado Luis Tosar va de menos a más y, sin despeinarse, cumple con su papel de policía tenaz e idealista, dejándonos un par de momentos que nos recuerdan porqué es un número uno de la interpretación. Bárbara Lennie (¡cómo nos gusta esta actriz!) derrocha naturalidad y sencillez, convirtiéndose en el contrapunto sensato de Tosar. Eduard Fernández demuestra tablas y borda a un poli que, lejos del idealismo, ha caído en la monotonía de un trabajo muchas veces desagradecido y que sólo aporta sinsabores. Sergi López, el más flojo de los veteranos, parece poco convencido con su papel de superior jerárquico de los anteriores. Y en cuanto a los jóvenes, cumplen sin más, disimulando su escasez de tablas con los buenos diálogos que aporta el guión. A destaca la poderosa mirada de Jesús Castro, El Niño, que por momentos consigue disfrazar su inexpresividad.

Buenas localizaciones, una gran fotografía y una música que acompaña a la perfección a la historia (a ratos frenética, calma chicha en otros) completan los aciertos de la peli.

Sueños de prosperidad, lealtad y amor de un lado. Compromiso, sentido del deber y corrupción de otro, con la violencia como telón de fondo en ambos casos. Todo ello regado con generosas escenas de acción y un buen chorro de thriller policiaco de calidad.

Os la recomendamos.

¡Saludos culinocinéfilos!