Buscar este blog

jueves, 27 de noviembre de 2014

TORRENTE 5, OPERACIÓN EUROVEGAS: AL RICO HUMOR FÁCIL

Aunque ya son pocos los cines donde aguanta en cartelera (hace casi dos meses desde su estreno), no queríamos pasar por alto otra peli española que ha triunfado en taquilla este año en que parece, al menos visto desde fuera, que el cine patrio ha encontrado un cierto camino para llamar la atención de los espectadores. Nos referimos a Torrente 5: Operación Eurovegas, el mejor estreno del año en España.

Lo confieso. Quien escribe estas líneas ha pasado muy buenos ratos con este ex-policía facha, machista, asqueroso y pendenciero nacido de la imaginación de Santiago Segura. Desde la primera peli, allá por 1998, que nos presentaba al personaje, pasando por su secuela tres años después, divertida a rabiar, con situaciones hilarantes una detrás de otra, y en menor medida con la tercera y cuarta entregas, más flojas, donde se advertía un cierto más de lo mismo y una preocupante cuesta abajo. Pero, contra pronóstico, Torrente 5: Operación Eurovegas ha constituido un punto de inflexión a mejor.


El póster de la peli. Torrente vuelve con fuerza.

Corre el año 2018, Torrente sale de la cárcel. La España que él recordaba ya no existe, ha cambiado. Ahora se encuentra dividida (literalmente) e inmersa en una crisis que se ha estancado. Tal es su shock que decide abandonar el camino recto (¿¿??) para convertirse en un fuera de la ley. Así, con la ayuda de una banda de "especialistas" reclutados de entre sus amigos y conocidos, se propondrá llevar a cabo un gran golpe que ha planeado hasta en su más mínimo detalle: atracar Eurovegas.

Con esta premisa, Santiago Segura recupera la esencia de sus dos primeros trabajos y se curra la que posiblemente es la película más divertida de la saga, superando quizá el nivel de la segunda entrega en cuanto a gags por minuto, encadenando un chiste tras otro, ametrallándonos con situaciones cómicas que se suceden una tras otra, sin tregua, regresando de alguna forma a las raíces del personaje y volviendo a presentarnos a aquel tipejo casposo, guarro y deleznable que vino para quedarse hace ya 16 años.

Esperábamos cierto humor de mal gusto. Y lo hay; si no, no sería Torrente. Pero convive perfectamente con un buen número de planteamientos ingeniosos, situaciones cómicas de lo más ocurrentes, una trama bien hilada que pone a cada uno en su sitio y la acostumbrada crítica social que en esta entrega se vuelve más ácida si cabe, arremetiendo sin cortarse un pelo contra la corrupción, contra los nacionalismos (me gustaría conocer los números de recaudación de esta película en Cataluña) y, en defintiva, contra la sociedad en general.

Tal parece que en las pelis de Torrente haya más gente que un día de Navidad en Preciados o Gran Vïa...

En cuanto al reparto, hay de todo, como en botica. Torrente es Santiago Segura del mismo modo que Indiana Jones es Harrison Ford. Alec Baldwin nunca me ha hecho tilín, limitándose a figurar como la estrella que pretende darle empaque a la peli. Los chanantes Julián López y Carlos Areces, hilarantes por momentos, hacen suyos sus papeles de Cuco y Ricardito respectivamente, haciendo gala de sus aptitudes (y actitudes) para la comedia. Un sorprendente Jesulín, muy simpático, echándole gracia y sin problemas para reírse de sí mismo. Le sobran minutos a Cañita Brava (un poco hace gracia, demasiado acaba por cansar). Anna Simón entre natural y sexy, el regreso de Fernando Esteso, Angy poniéndole ganas, Neus Asensi y Chus Lampreave recuperando viejas sensaciones, Flo haciendo de Flo, y más, muchos más, con los habituales cameos. Y no podía faltar Tony Leblanc, en esta ocasión en una breve aparición in memoriam.

Ideal para desconectar. Perfecta para eliminar una jaqueca descomunal tras un día complicado en el curro: comprobado. Cine de evasión sin medias tintas.

¡Ah! Y de propina con la poderosa voz de Mónica Naranjo ("amigueta" de Segura a raíz de que coincidieran en el programa de A3 Tu cara me suena) y el arte del gran Sabina en la banda sonora. ¡Ahí es ná!

¿Nos hacemos unas pajillas...?

¡Saludos culinocinéfilos!

domingo, 16 de noviembre de 2014

INTERESTELLAR: UN VIAJE AL ESPACIO, AL TIEMPO Y AL AMOR.

¡¡Hola co-cine-ritos!! Hoy os traemos nuestra reseña sobre Interestellar el último trabajo de Christopher Nolan. Mucho se está escribiendo sobre esta película, para unos un peliculón que marcará una época, para otros una película que visualmente está bien pero que es pretenciosa y con un guión lleno de agujeros. Nosotros la vimos el día del estreno, dejándonos una pasta en las entradas (joder!! cuanto tiempo hacía que no íbamos con alguna oferta) pues era viernes y peli de Warner que no admite ninguna promoción salvo la del día del espectador, cosas de distribuidoras o productoras que me cabrean mucho.

El hombre enfrentado a su última esperanza, el espacio desconocido. Precioso cartel, se han hecho varios buenísimos.


Creo que igual que todo el mundo fuimos con unas espectativas altísimas, los trailers, las entrevistas a director y reparto, los trabajos previos de Nolan, todas estas cosas hacen que la gente vaya al cine con unas ganas tremendas de ver un peliculón y creo que por eso la gente más que una decepción se pega una leche de proporciones cósmicas. En nuestro caso al acabar la peli todos estabamos bastante contentos, con alguna duda que resolver y un rato de debate acerca de los viajes espaciales y las paradojas temporales. Creo que eso es algo que dice mucho le la película, no te deja indiferente, igual que otros clásicos de la ciencia ficción como Blade Runner o 2001 Odisea del Espacio han generado debates y múltiples interpretaciones acerca de su argumento y el significado de sus finales. No se como tendréis de frescos estos clásicos, en mi caso 2001 la revisioné hace unos meses y reconozco que puede resultar un tostón, pero a mí me engancha sobre todo la parte de la rebelión de la IA y esa secuencia final tan confusa y difícil de interpretar. El caso es que algunas de estas películas nos cuentan historias de viajes espaciales y robots o replicantes, pero en el fondo lo importante es el ser humano, sus dudas, sus miedos, su valentía y sus instintos. La película de Nolan también juega a este juego y para mí con éxito.

La historia es sencilla, el planeta se va al garete por nuestra culpa, los superlistos lo sabían y tienen un plan para salir por piernas, no se sabe por qué hay un piloto que era la leche y que los encuentra de chiripa gracias al mensaje que un fantasma deja en su casa; ya está el equipo completo, pues al tajo y a viajar por el espacio. Aquí acabo de poner uno de los problemas con el guión, esa forma extraña de que el piloto sea reclutado, creo que no está bien resuelta, que no tiene sentido que los tenga que encontrar él, que no le hubiesen buscado antes, pero si lo pensamos, sin esa historieta el resto de cosas como el cabreo de la hija y el vínculo del fantasma con todo esto no tendría sentido. Pero claro, a esto llego yo después de haberla visto hace casi una semana, si os digo la verdad cuando salí del cine me lo había pasado tan bien que todo eso que acabo de comentar me la sudaba o más bien ni se me había pasado por la cabeza.

No quiero destripar más, así que vamos con otras cosas que no son el guión. Primero la ciencia que envuelve toda la peli es creíble y tiene sentido, eso es lo que importa. Que no sea cierta me importa un pimiento, la ciencia ficción no ha de ser cierta, ha de tener una base científica creíble y que te ayude con la historia. Técnicamente la película es una pasada, nos da algunas secuencias preciosas y espectaculares. Creo que la dirección consigue mucho de lo que se propone, como mostrar la inmensidad del espacio, lo pequeños que somos en él, el ambiente hostil y claustrofóbico en el que se mueven los protagonistas, transmite mucho. La fotografía busca el realismo y huye del efectismo. Los efectos especiales ayudan a la historia, muy bien usados y sin abuso, lo importante es lo que cuentan no tienen que ser los protagonistas de la historia si no ayudar a contarla. Mención especial a los robots que les ayudan en la misión, un diseño cojonudo. 

Una de esas imágenes preciosas y sobrecogedoras de la exploración espacial y sus misterios.

Los actores están a un gran nivel, transmitiendo la tensión y la dureza de la historia donde el tiempo les causará más de una jugada por el problema de que no transcurre igual según donde estén y hacia donde van, lo que para unos son unas horas o días para otros son años. Aprovechando todo esto nos hablarán de lo mejor y lo peor del ser humano, el instinto de supervivencia. Se nos enseñará en la película que somos capaces de lo más heroico y lo más rastrero con tal de sobrevivir. Y la reflexión sobre el amor, lo único que puede trascender más allá del espacio y el tiempo, eso que escapa a la ciencia y sigue siendo un misterio precioso. 

Matthew McConaughey, el protagonista en uno de esos momentos en que se da cuenta de lo que el tiempo le está haciendo en  esta misión.
Para concluir deciros que es una película de la que podéis leer muchísimo, pero que hay que ver en el cine, pobre de aquel que la vea en versión piratilla, se va a comer una mierda de las gordas. No es lo mismo hacer una paella con buen producto y tomándote tus dos horitas para que todo salga perfecto que comprar un preparado para hacer en 20 min, vas a comer paella igual, pero la experiencia es completamente distinta. Con esta peli te va a pasar algo parecido de verla en el cine a verla de otra forma. Bueno amigos, y vosotros ¿la habéis visto? ¿Os ha emocionado o decepcionado?

jueves, 13 de noviembre de 2014

FALSAS NATILLAS DE MANGO

Me encantan los mangos. Los compro poco, porque son caros, y porque en general en casa intentamos consumir productos de cercanía. Pero hete aquí que mi madre el otro día, me compra dos mangos "del terreno". O sea, nacionales. Y yo que me los llevo tan contenta a casa, pelo uno para merendar y....
¡Uffff! ¡Que dulzor! Exagerado, era como una chuche, casi me dolían las muelas.
Así que para comerme el segundo (no se tira nada) necesitaba rebajarle el dulzor y evitar de paso un pico de glucosa que me dejase ciega de golpe.
El resultado me ha encantado, parece por color y textura una natilla. Pero es una cremita suave con un saborcito a mango... ¡Mmmmhhh!

En fin. Es tan fácil que da risa.

Crema parece, natilla no es...


Metemos en el vaso de la thermomix o en la batidora:
- un mango mediano
- dos yogures naturales sin edulcorar (porque el mango era muy dulce. Prueba antes. Si el tuyo no es dulce, puedes usar edulcorado.
- 20 gramos de copos de avena 
- unas gotas de aroma de vainilla (opcional)

Solo hay que darle caña a la maquina hasta que esté todo bien triturado, sobre todo la avena. Repartir en dos bols y dejar reposar unas horas en la nevera. 
Antes de servir, espolvorear con canela molida. 
¡Y voilà! Tenemos un estupendo desayuno/almuerzo/merienda/ la mar de completito.

¿A que da el pego?

Por cierto, todo el postre sale por 4pp, y da para dos raciones. Es una merienda estupenda para toda la familia!

¿SABÍAS QUE...?

La avena es uno de los cereales más completos; además de proteínas, vitaminas y minerales, nos aporta fibra que ayuda a prevenir y a combatir el estreñimiento. Hidratos de carbono de absorción lenta, que nos ayuda a mantener la glucosa en sangre controlada, y es una buena fuente de omega 6, que ayuda a disminuir el colesterol "malo"
Por su parte la canela, entre otras propiedades, ayuda también a reducir los niveles de glucosa en sangre
¿No te parece una me la estupenda para compensar una fruta demasiado dulce?


martes, 4 de noviembre de 2014

LOS CAZAFANTASMAS: EL ESPIRITU DEL CINE DE LOS 80

Hace un año por estas fechas tuvimos una cita con la nostalgia en Kinépolis Madrid cuando Ana y yo llevamos a Irene, su sobrina, a ver Los Goonies en pantalla grande. Recuerdo que disfrutamos con la película tanto o más que la primera vez, y al mismo tiempo pudimos comprobar que la pequeña no quitó ojo de la pantalla, absorbida por la aventura, sin importarle que aquella historia tuviera casi treinta años, que la calidad de imagen fuera sensiblemente inferior a la que estaba acostumbrada a ver (se proyectó en 35 mm) o que aspectos como el lenguaje cinematográfico o el ritmo de la narración fueran diferentes a los de hoy. La división astur-madrileña de Cocina Paradiso aún no éramos Cocina Paradiso como tal y publicamos nuestra crónica de aquel día en la sección "Amigos de Cocina Paradiso" con el título de Experimento Goonies (podéis releerla aquí).

Ghostbusters: Están aquí para salvar el mundo... y para hacer historia.

El pasado 1 de noviembre, aprovechando la festividad de Halloween, la cadena Yelmo Cines celebró el 30º aniversario de Los Cazafantasmas, otra de las pelis icónicas de los ochenta, con la proyección de la cinta totalmente restaurada en formato digital y alta definición. Deduciréis que no pudimos resistir la tentación.

Habíamos comprado las entradas días antes por internet, a razón de cuatro euros y medio por barba. Era sábado, cerca de las ocho de la tarde, y el centro comercial Islazul estaba a rebosar, como de costumbre en Madrid aunque el buen tiempo se resistiera a irse. Ya dentro de los cines, ante la puerta de la sala 4 algunos se hacían fotos antes de entrar, con el fondo de una pequeña imagen de la peli situada por encima del umbral.


Ver la carátula de Los Cazafantasmas integrada con el resto de pelis de estreno tuvo un punto anacrónico, como el resultado de encontrarnos en un extraño viaje en el tiempo.

Fila 11, las butacas 4 y 6 eran nuestras localidades. La sala distaba mucho de estar hasta la bandera, pero había más de media entrada, en su mayor parte espectadores de treinta y tantos o cuarenta y pico, muchos de ellos acompañados de sus hijos de corta edad con la sana intención de hacerles partícipes de una parte de la infancia que habían vivido treinta años atrás. Buen aforo para no ser una peli de estreno.

Tras nosotros se sentó una familia al completo, con el matrimonio, sus dos hijos y dos de los abuelos (maternos o paternos, lo desconocemos): tres generaciones unidas por el cine, disfrutando cine, con la única pega del mal ejemplo de los padres hacia los pequeños una vez acabada la sesión al dejar los restos de las chuches y las bebidas en los asientos. Asignaturas pendientes en materia de civismo.

Decidnos la verdad, ¿vosotros contrataríais a estos tipos para que os libraran de un fastasma que se hubiera instalado en vuestra casa?

No os vamos a contar la peli. Todos, o casi todos, la habréis visto; y, si no, no sabemos a qué esperáis. Sólo deciros que por un rato rejuvenecimos treinta años (donde estén las pelis de los ochenta que se quiten las cremas anti-arrugas) y volvimos a divertirnos con aquel tufillo a comedia para todos los públicos, con Bill Murray y su humor cínico y socarrón, y esos chascarrillos que permanecen grabados en nuestra memoria (Me ha moqueado, Tengo por costumbre no poseer a personas poseídas...). Con Sigourney Weaver, que hasta salía guapa, y con ese Ecto 1, vehículo de cine paradigmático y reconocible como ninguno que ha dejado huella a lo largo de los años. Con ese Ghostbusters pegadizo a más no poder de Ray Parker Jr. que ya es todo un clásico, nominado al Oscar en la categoría de mejor canción original, y con esos efectos especiales que hoy pueden parecernos ingenuos, pero que en su momento dieron a la película su segunda nominación a los Oscars.

Los 80 también fueron los años de la expansión del merchandising cinematográfico, todo un sacacuartos para frikis incautos.

Ya no se hace cine como éste, se lamentaba alguien detrás de nosotros mientras abandonábamos la sala. Hoy se hace cine diferente, es indudable. Mejor o peor, el debate está servido. Pero es cierto que se ha perdido la inocencia que destilaban aquellas pelis de los ochenta. Analizada con frialdad, puede que Los Cazafantasmas no fuera, ni de lejos, la mejor de aquella década. Pero permanece en el imaginario colectivo como referente de una época en la que triunfó cierto tipo de cine que era puro entreteniento, la diversión por la diversión, con historias originales y novedosas, un cine diferente a todo lo que se había visto hasta entonces. Como tantas otras, Los Cazafantasmas fue un acto de valentía, el de Dan Aykroid y Harold Ramis en este caso, que lucharon por convertir en imágenes una historia arriesgada y pelearon por sacar a la luz lo que bien podría haberse convertido en el mayor sin sentido de la historia del cine... o en un clásico inolvidable.

¡Saludos culinocinéfilos!