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martes, 4 de noviembre de 2014

LOS CAZAFANTASMAS: EL ESPIRITU DEL CINE DE LOS 80

Hace un año por estas fechas tuvimos una cita con la nostalgia en Kinépolis Madrid cuando Ana y yo llevamos a Irene, su sobrina, a ver Los Goonies en pantalla grande. Recuerdo que disfrutamos con la película tanto o más que la primera vez, y al mismo tiempo pudimos comprobar que la pequeña no quitó ojo de la pantalla, absorbida por la aventura, sin importarle que aquella historia tuviera casi treinta años, que la calidad de imagen fuera sensiblemente inferior a la que estaba acostumbrada a ver (se proyectó en 35 mm) o que aspectos como el lenguaje cinematográfico o el ritmo de la narración fueran diferentes a los de hoy. La división astur-madrileña de Cocina Paradiso aún no éramos Cocina Paradiso como tal y publicamos nuestra crónica de aquel día en la sección "Amigos de Cocina Paradiso" con el título de Experimento Goonies (podéis releerla aquí).

Ghostbusters: Están aquí para salvar el mundo... y para hacer historia.

El pasado 1 de noviembre, aprovechando la festividad de Halloween, la cadena Yelmo Cines celebró el 30º aniversario de Los Cazafantasmas, otra de las pelis icónicas de los ochenta, con la proyección de la cinta totalmente restaurada en formato digital y alta definición. Deduciréis que no pudimos resistir la tentación.

Habíamos comprado las entradas días antes por internet, a razón de cuatro euros y medio por barba. Era sábado, cerca de las ocho de la tarde, y el centro comercial Islazul estaba a rebosar, como de costumbre en Madrid aunque el buen tiempo se resistiera a irse. Ya dentro de los cines, ante la puerta de la sala 4 algunos se hacían fotos antes de entrar, con el fondo de una pequeña imagen de la peli situada por encima del umbral.


Ver la carátula de Los Cazafantasmas integrada con el resto de pelis de estreno tuvo un punto anacrónico, como el resultado de encontrarnos en un extraño viaje en el tiempo.

Fila 11, las butacas 4 y 6 eran nuestras localidades. La sala distaba mucho de estar hasta la bandera, pero había más de media entrada, en su mayor parte espectadores de treinta y tantos o cuarenta y pico, muchos de ellos acompañados de sus hijos de corta edad con la sana intención de hacerles partícipes de una parte de la infancia que habían vivido treinta años atrás. Buen aforo para no ser una peli de estreno.

Tras nosotros se sentó una familia al completo, con el matrimonio, sus dos hijos y dos de los abuelos (maternos o paternos, lo desconocemos): tres generaciones unidas por el cine, disfrutando cine, con la única pega del mal ejemplo de los padres hacia los pequeños una vez acabada la sesión al dejar los restos de las chuches y las bebidas en los asientos. Asignaturas pendientes en materia de civismo.

Decidnos la verdad, ¿vosotros contrataríais a estos tipos para que os libraran de un fastasma que se hubiera instalado en vuestra casa?

No os vamos a contar la peli. Todos, o casi todos, la habréis visto; y, si no, no sabemos a qué esperáis. Sólo deciros que por un rato rejuvenecimos treinta años (donde estén las pelis de los ochenta que se quiten las cremas anti-arrugas) y volvimos a divertirnos con aquel tufillo a comedia para todos los públicos, con Bill Murray y su humor cínico y socarrón, y esos chascarrillos que permanecen grabados en nuestra memoria (Me ha moqueado, Tengo por costumbre no poseer a personas poseídas...). Con Sigourney Weaver, que hasta salía guapa, y con ese Ecto 1, vehículo de cine paradigmático y reconocible como ninguno que ha dejado huella a lo largo de los años. Con ese Ghostbusters pegadizo a más no poder de Ray Parker Jr. que ya es todo un clásico, nominado al Oscar en la categoría de mejor canción original, y con esos efectos especiales que hoy pueden parecernos ingenuos, pero que en su momento dieron a la película su segunda nominación a los Oscars.

Los 80 también fueron los años de la expansión del merchandising cinematográfico, todo un sacacuartos para frikis incautos.

Ya no se hace cine como éste, se lamentaba alguien detrás de nosotros mientras abandonábamos la sala. Hoy se hace cine diferente, es indudable. Mejor o peor, el debate está servido. Pero es cierto que se ha perdido la inocencia que destilaban aquellas pelis de los ochenta. Analizada con frialdad, puede que Los Cazafantasmas no fuera, ni de lejos, la mejor de aquella década. Pero permanece en el imaginario colectivo como referente de una época en la que triunfó cierto tipo de cine que era puro entreteniento, la diversión por la diversión, con historias originales y novedosas, un cine diferente a todo lo que se había visto hasta entonces. Como tantas otras, Los Cazafantasmas fue un acto de valentía, el de Dan Aykroid y Harold Ramis en este caso, que lucharon por convertir en imágenes una historia arriesgada y pelearon por sacar a la luz lo que bien podría haberse convertido en el mayor sin sentido de la historia del cine... o en un clásico inolvidable.

¡Saludos culinocinéfilos!

7 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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    1. Entonces podrás entender lo que disfrutamos en el cine, viéndola de nuevo en pantalla grande muchos, muchos años después de haberla visto por primera vez. Te aseguramos que, por momentos, se nos puso la piel de gallina.

      Muchos de los que fuimos niños o jóvenes en los 80 resultamos influenciados por aquel cine maravilloso, sorprendente, que no ponía cortapisas a la imaginación y que nos marcó, a algunos hasta el extremo de llevarnos a adoptar una determinada actitud ante la vida. Y es indudable que "Los Cazafantasmas" es uno de los más claros referentes de aquel cine.

      Pues sí,... ¡VIVAN LOS 80!

      Y, por supuesto, Eber, ¡gracias por leernos y participar!

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    2. Me encantaria poder verla en pantalla grande, después de verla tantas veces en la tele, vhs y dvd, quisiera saber lo que se sentía al verla en un cine!

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    3. Esperamos que tengas la oportunidad de poder hacerlo. A ver si algún cine de tu localidad (o que no te pille muy lejos) se decide a reponerla. Créenos, ¡es una gozada!

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  2. Películas como ésta mola volver a verlas aunque las hayas visto 1000 veces siempre que se dé la ocasión. Y si la reponen en el cine, más. Y cada escena que te encantó en su día te vuelve a encatar. Los Cazafantasmas, los Goonies, los Gremlins, ET...peliculones.

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    1. Cómo lo sabes, V. Puede que las hayas visto 1000 veces, pero en pantalla grande se disfrutan de otra manera. Puro cine.

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  3. Es mi película preferida de la infancia, fue la que despertó mi amor al cine (junto a "¿Quien engañó a Roger Rabbit?"), no me cansare de verla una y otra vez y cuando tenga descendencia me encantaria poder influenciarles con este clásico, ¡VIVA LOS 80!.

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