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martes, 17 de septiembre de 2013

FRITILLAS POBRES, Y EL PODER DE LOS PUEBLOS


¡Hemos vueeeeeeeeltoooooo! ¿nos habéis echado de menos? Nosotros a vosotros sí. O al menos hemos pensado mucho en vosotros, y en qué os íbamos a ofrecer a nuestra vuelta. y ¿por donde voy a empezar? pues seguramente con una de las recetas más baratas que podáis encontrar, que se habla mucho de la cuesta de Enero, pero Septiembre déjalo correr.

¿Tienes harina en casa? ¿Y aceite? ¡Pues poco más!

Nuestras vacaciones este año han sido familiares. No hemos viajado fuera de nuestras fronteras, ni visitado restaurantes de lujo... Bueno, ni de ningún tipo, prácticamente, y así y todo nos ha costado unas cuantas lorzas. Y es que eso es lo que tienen los pueblos. ¿O no?

La primera semana estuvimos en mi pueblo. Así me gusta llamarlo, aunque yo no nací ni me crié allí. Es el pueblo de mis abuelos, y de mi madre durante una parte de su vida, pero como sigo con mucha familia allí, y he tenido la suerte de tener unos padres que quisieron que las raíces no se pierdan, aunque estemos a cinco horas de camino, pues me considero naveña de adopción. Y es que no se que tendrá mi pueblo, pero engancha. Y cada vez que te vas es con pena en el corazón, y con la cabeza puesta en cuando será el momento de volver.

Y en el mío, como en tantos otros pueblos pequeños, y más o menos alejados de las grandes capitales, se siguen manteniendo costumbres ancestrales en muchos aspectos, y los que somos urbanitas aprendemos un montón sobre el "como se hacen las cosas"
Hoy os comentaré, que no hay panadería. Sigue llegando una furgoneta que trae el pan (y otra con batas y otras prendas a la que mi tía llama de coña "El Corte Inglés", la de la fruta...) y en la "furgo-pan" se puede comprar el pan hecho, pero también crudo. Sí, sí, la masa de pan cruda. Y de ahí sale la receta que os traigo hoy. 
Las fritillas no son más (ni menos) que bolas de masa de pan aplanadas y fritas en abundante aceite caliente. Se suelen tomar en el desayuno, o la merienda, mojadas en chocolate o untadas de miel.
Pero hete aquí, que un día, alguien quiso desayunar fritillas. Y ya nos estaba la furgoneta del pan. Y claro, no se podía conseguir levadura. ¿Y qué hizo? ¡Pues sin levadura! ¿Qué tienes entonces? Pues una masa de harina y agua, efectivamente. ¿Y eso está bueno? Sí, sí lo está. Son perfectas para comerlas con miel, o rebozadas en azúcar, aunque también te sirve para hacer de base en montaditos salados.
¿Qué tal con queso de cabra muy curado y un chorrito de miel?

La receta es simple: 
- Un vaso de agua
- Aproximadamente medio kilo de harina.

En realidad la cantidad de harina es relativa, hay harinas que admiten más o menos agua. Tienes que ver que queda una masa similar al pan, manejable, flexible, y que no se pegue a las manos.

Bolas hechas por mi tía


Calienta agua en un cazo, sin que llegue a hervir. Después, ve añadiendo harina y removiendo a mano, o con ayuda de una  batidora de mano. Para este tipo de masas van muy bien las de gancho. 
 
Este tipo de batidoras son muy útiles para masas.
Al final, enharina la superficie de trabajo y amasa a mano.
Con la masa terminada, puedes separar porciones, envolverlas en papel film y congelarlas, para poder usarlas cuando quieras.
Coge las porciones que vayas a usar y aplánalas lo más finas posibles
Fritillas preparadas para freír

 
Ahora sólo te queda freír en abundante aceite caliente.
 

Añade un chorrito de miel.
Si quieres, puedes estirar una masa de tamaño más grande, y con un molde cortar porciones iguales:


Ya huele que alimenta. En cuanto flotan, puedes darles la vuelta

¡Listas para comer!

Te propongo ésto último, porque las fritillas son una estupenda base para preparar aperitivos y te salen un montón. Si sabes que van a ser saladas puedes añadir un poco de sal a la masa, o algo de azúcar si las quieres dulces y no les vas a poner miel.


Por último comentaros, que hay otras recetas por la red circulando con masas enriquecidas con ingredientes muy variados: con leche, con aceite, con levadura, aromatizadas con cáscaras de limón o naranja, con vino blanco, e incluso con huevos, algunas más parecidas a una tortita americana. Estoy segura que todas ellas tendrán su encanto, y vosotros podéis probar variaciones. La más sencilla y fidedigna sería añadir 25 gramos de levadura fresca al agua caliente, y deshacerla antes de añadir la harina.
Sin embargo, yo quería traeros ésta, sencilla donde las haya, como las hace mi tía. Porque no debemos subestimar el poder de las cosas sencillas. Y porque me encantan. Y porque este tipo de recetas, de pueblo, surgen muchas veces de la forma más humilde, aunque luego las compliquemos (aún recuerdo a mi abuela contándome como hacía para sus hijos tortilla sin huevo, cuando los huevos eran un producto de lujo) y es bueno que todos recordemos, en el tiempo en que vivimos,  que muchas veces prima la forma sobre el fondo, que con dos ingredientes básicos podemos hacer un desayuno de domingo estupendo. No sé porqué, pero hoy por hoy parece que si no tienes en casa un millón de ingredientes diferentes no puedes hacer nada. Moldes con 40 formas, aromas artificiales, glucosas, tres tipos de harina, colorantes, saborizantes... Jolines!
Así que aquí os dejo el contrapunto. Más fácil imposible. ¡Ya me contáis!
¡Ah! Y por si queréis saber más de Navatrasierra, aquí os dejo el enlace a la página de su ayuntamiento, con muchos datos de interés, fotos preciosas, geografía e historia etc.

8 comentarios:

  1. ¡Viva la Nava! Yo doy fe de que es muy bonito, que me llevaron una vez.

    Eso es una receta sencilla y lo demás son tonterías. Menos es más. Habrá que probarlo.

    Me encanta lo de las furgotiendas varias, por cierto jeje. Que gusto un sitio al que el consumismo compulsivo no ha llegado todavía.

    Besets.

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    1. Sí que es bonito V. Y ciertamente, nos dan una patada en el culo en cuanto a ecología, cuidado del medio, productos locales, de temporada... Podría hacer un post entero sobre esto, pero no es el blog adecuado, me temo... Me conformo con decir que tenemos mucho que aprender

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  2. Ostras!! La familia de mi padre es Quart de Poblet, en Valencia, y mi abuela lo hacía!!! pero allí era típico hacerlo para cenar, del tamaño de un crep (aproximadamente) y con la torta, que en el pueblo de mi padre se llamaba coqueta, se enrollaba alguna pieza de embutido: Longanizas, chorizos, morcillas... light, lo que se dice light no era, pero estaba buenísimo. Recuerdo aquellas cenas como las mejores de mi vida.

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    1. Hola Ana! La verdad es que me sorprendes, no sabía que también se hacían en Valencia. Yo lo tenía como un plato extremeño, o todo lo más manchego, pero mira que bien! Ya tenemos otro uso para ellas. Con embutido en Valencia ¡como no! Me ha encantado, gracias por la aportación.

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  3. Retomando el tema de las ofertas de los cines que comentabais en posts anteriores, voy a ir el martes que viene al babel, que tiene el "menú de cine" (bocata o ensalada + refresco + entrada =13 €). Es sólo entre semana, pero no está mal, por si os interesa. En esta ocasión, voy a ver "La bicicleta verde", pero vamos, que el menú de cine está siempre. Creo que lo habíamos visto ya cuando fuimos a ver la peli de "la cocinera del presidente", pero me he acordado ahora que me lo ha dicho una de las amigas con las que voy a ir. En los cines Yelmo (Campanar) por 10 € tienes también un menú de kebab+bebida+entrada de cine.

    No son el chollo del siglo y al final haces más gasto porque cenas por ahí, pero en conjunto, si ya pensabas hacer cena y cine (es nuestro caso), no está mal.

    Besets.

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    1. Gracias V! Informaremos en Facebook por si alguien está interesado. Ah, por cierto:
      HAZTE UN FACEBOOK TIAAAA, que ya toca!
      ;-D

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