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miércoles, 3 de septiembre de 2014

EL NIÑO

Que Telecinco y compañía han invertido una pasta gansa en una peli se sabe porque el bombardeo de publicidad con que nos obsequian antes de su estreno resulta mareante. Es el caso de El Niño, el último órdago del cine patrio, que fuimos a ver este pasado fin de semana. Domingo, la sala casi llena pese a ser el último día de agosto y pese al precio de las entradas en los cines Dreams Palacio de Hielo de Madrid: 9,60 euros, aunque nosotros aprovechamos uno de esos cupones de oferta que acompañan a las entradas adquiridas un día determinado y que permite comprar localidades por un tiempo limitado a precio reducido, en este caso 6,50 euritos.

Y al final aplausos, buen sabor de boca y un regusto a cine de calidad. Gran tarde de butaca y palomitas, sí señor.

El Niño nos cuenta dos historias paralelas: la de Jesús y Eva por una parte, dos policías antidroga empeñados en demantelar, al menos en lo posible, las rutas por donde se cuela la cocaína a través del estrecho de Gibraltar, y por otro lado la de El Niño y El Compi, dos jóvenes que se inician en el peligroso mundo del narcotráfico para ganar un dinero rápido, dos destinos encontrados que acabarán cruzándose en medio de persecuciones, violencia y adrenalina.

El cartel de la peli.

La peli comienza bien, muy bien, metiéndonos en la piel de los agentes de la policía antidroga en una operación secreta que acaba resultando un estrepitoso fracaso; una decepción para la pareja de policías en una secuencia tan bien contada que la desilusión acaba siendo también nuestra. Tras el prometedor comienzo, el nivel se mantiene y la historia policiaca acaba derivando hacia un convincente thriller de acción.

Daniel Monzón nos demuestra con su último trabajo que si queremos y si disponemos de medios suficientes, no somos malos rodando escenas de acción. Os toparéis con sorprendentes secuencias de persecuciones en el mar, con helicópteros de la policía acosando a lanchas cargadas de droga, y buenas persecuciones de coches, alejándose de la parafernalia hollywoodiense y ofreciéndonos una acción más cercana, más de andar por casa, más real, pero ni mucho menos de poca calidad, al contrario, acción sobria y creíble. Tanto es así que da la impresión de que la última persecución en tierra se nos queda coja porque las anteriores han sido tan buenas que queremos el más difícil todavía.

Si queremos y si disponemos de medios suficientes, no somos malos rodando escenas de acción. Sólo tenemos que creérnoslo.

Quizá la peli se nos haga un poco larga (que no pesada), quizá le sobren veinte minutitos, quizá alguna escena de acción se nos vaya de las manos y se alargue demasiado, como marcando el territorio, como diciéndonos ¡Eh, que en España sabemos rodar acción, coño!,... el resultado global merece la pena, no obstante.

Pero El Niño no se queda ahí. Porque, como contrapunto a la acción, nos brinda un buen thriller policiaco, bien narrado, con calma, con el tempo suficiente como para ir desgranando a los personajes y mostrarnos sus motivaciones y sus deseos. Y también sus obsesiones. La base de todo está, claro, en un excelente guión que se toma el tiempo necesario para que la historia vaya fluyendo y las diferentes tramas avancen sin que todo parezca un circo hasta el final, cuando los destinos de los personajes que se encuentran a ambos lados de la ley se cruzan y descubrimos que no hay blanco ni negro, que la vida se compone de una amplia gama de grises y que todo es mucho más ambiguo de lo que podríamos pensar.

En El Niño no hay blanco ni negro: la vida se compone de una amplia gama de grises y es más ambigua de lo que podríamos pensar.

El reparto es de lo mejorcito que podemos ver en nuestro cine. Nuestro admirado Luis Tosar va de menos a más y, sin despeinarse, cumple con su papel de policía tenaz e idealista, dejándonos un par de momentos que nos recuerdan porqué es un número uno de la interpretación. Bárbara Lennie (¡cómo nos gusta esta actriz!) derrocha naturalidad y sencillez, convirtiéndose en el contrapunto sensato de Tosar. Eduard Fernández demuestra tablas y borda a un poli que, lejos del idealismo, ha caído en la monotonía de un trabajo muchas veces desagradecido y que sólo aporta sinsabores. Sergi López, el más flojo de los veteranos, parece poco convencido con su papel de superior jerárquico de los anteriores. Y en cuanto a los jóvenes, cumplen sin más, disimulando su escasez de tablas con los buenos diálogos que aporta el guión. A destaca la poderosa mirada de Jesús Castro, El Niño, que por momentos consigue disfrazar su inexpresividad.

Buenas localizaciones, una gran fotografía y una música que acompaña a la perfección a la historia (a ratos frenética, calma chicha en otros) completan los aciertos de la peli.

Sueños de prosperidad, lealtad y amor de un lado. Compromiso, sentido del deber y corrupción de otro, con la violencia como telón de fondo en ambos casos. Todo ello regado con generosas escenas de acción y un buen chorro de thriller policiaco de calidad.

Os la recomendamos.

¡Saludos culinocinéfilos!

3 comentarios:

  1. ¿Está Cinema Paradiso sobrevalorada?
    Parece que sí.

    http://www.metropoli.com/blogs/sonar-despierto/2014/09/06/peliculas-sobrevaloradas.html

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    Respuestas
    1. Hombre, lo de parece que si es mucho decir por tu parte. Querrás decir más bien que para Alberto Luchini lo está, que por cierto tiene un blog por lo que veo bastante interesante. Pero su opinión no es la verdad absoluta jeje
      Yo tengo la opinión opuesta, para mi Cinema Paradiso sigue siendo la misma película y me sigue causando las mismas sensaciones, es una obra maestra.
      Lo único que no he entendido es a que viene ese comentario en este Post que habla sobre El Niño, aunque el debate cinéfilo siempre es agradable.
      Un saludo
      Por cierto, aprovechando el reestreno creo que será bonito hacerle una reseña a Cinema Paradiso después de volver a disfrutarla en la gran pantalla

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  2. Pues a mí es una película que me encanta. La he visto varias veces y siempre me emociona. Y tiene una música preciosa.

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