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lunes, 11 de agosto de 2014

CHEF: EL SABOR DEL OPTIMISMO

Sin duda la cocina está de moda. Realities, concursos, programas, películas, series, canales temáticos, libros, cocineros convertidos en auténticas estrellas mediáticas,... incluso blogs de cocina que algunos lunáticos se empeñan en hacer que leáis... ehem. Siguiendo la tendencia, el sábado pasado fuimos a ver Chef, una comedia resultona de ambiente culinario cuya reseña, por supuesto, no podía faltar en Cocina Paradiso.

Chef nos cuenta las peripecias de Carl Casper, un jefe de cocina que pierde su empleo en un restaurante por negarse a aceptar las encorsetadas exigencias de su propietario. Divorciado y alejado de su hijo, la falta de ofertas de trabajo le obligará a replantearse un proyecto que hasta entonces veía con escepticismo: dedicarse a la venta ambulante de comida en un camión acompañado precisamente por su hijo y por su mejor amigo. Para su sorpresa, lo que en un principio toma con cierta desgana acabará derivando en una posibilidad para dar rienda suelta a sus propuestas creativas y, al mismo tiempo, para acercarse de nuevo a su familia.


Jon Favreau guioniza, dirige y protagoniza Chef. Él se lo guisa, él se lo come... ¡nunca mejor dicho!

Lo sabemos: estáis pensando... "¡Oh, no, más de lo mismo! Ese tío que, tras perderlo todo, vuelve a triunfar con su esfuerzo y dedicación y, de paso, recupera a su familia..." A ver, algo de eso hay, no os lo negaremos, pero hemos palpado una diferencia fundamental con respecto a esas típicas comedietas americanas que nos dan vergüenza ajena. Y es que Jon Favreau (guionista, director y protagonista de la peli) ha evitado caer en moralinas y en discursos éticos y se ha currado una historia para imbuirnos de buen rollo. Para hacernos pasar un buen rato, y nada más. Porque Chef es, ante todo, entusiasmo, vitalidad, alegría. Es una película simpática, sencilla, amable, casi una fábula, que se deja ver con gusto. Lejos de aparecer como una comedia desternillante (no esperéis eso: tiene un par de escenas, a lo sumo, que quizá os arranquen la carcajada, pero no más), se convierte en una agradable comedia veraniega que consigue mantenernos la sonrisa durante casi todo el metraje.

La importancia que las nuevas tecnologías tienen hoy en día en nuestras vidas se refleja en el guión, donde twitter tendrá una importancia destacada en el desarrollo de la trama. Muy vistosa, por cierto, la forma en que nuestros amigos de efectos visuales han conseguido mostrarnos en pantalla los tweets que van y vienen a lo largo de la historia.

Twiter tendrá una importancia destacada en la trama. Para bien y para mal.

Hay que decir que Jon Favreau ha sabido rodearse de un plantel de secundarios de aúpa: Dustin Hoffman, Oliver Platt, Bobby Cannavale, dos bellezones como Sofía Vergara y Scarlett Johansson (la segunda, capaz de subir la temperatura de la sala con el mero hecho de comerse un plato de espaguettis, tira de tablas y le come la sopa a la primera, de planta espectacular pero sosita), y el siempre impredecible Robert Downey Jr., que se adueña por méritos propios de la secuencia más hilarante, con diferencia, de la peli. Mención aparte merecen Emjay Anthony, que interpreta al joven hijo del protagonista, y un inspirado John Leguizamo, que da vida a su mejor amigo en un papel que rezuma optimismo allí donde lo mires. Un guión que tiene el acierto de no asumir riesgos innecesarios y una música de ritmo contagioso que consigue en muchos momentos hacerte mover los pies en la butaca completan la buena puesta en escena. Si bien el final es predecible y apresurado, para entonces el conjunto final nos habrá dejado con tan buen sabor de boca que sabremos pasar por alto este desliz.


Podemos decir que el camión de venta ambulante es casi un personaje más de la peli.

Tened cuidado, eso sí. Porque en la peli los personajes cocinan, cocinan, cocinan. Y comen, comen, comen. Continuamente, salvo breves lapsos, ya sea comida rápida o más elaborada. Cocinan con un entusiasmo contagioso, y comen con apetito, con ganas, degustando ese placer que vosotros y nosotros conocemos bien. Si vais a verla, aseguraos de haber metido antes algo al gaznate u os entrarán unas ganas irremediables de salir corriendo a por una de esas pizzas que se venden en ciertas cadenas de cines.

No será la peli de vuestras vidas. Pero, si disfrutáis de ella como nosotros, garantizaréis dos horas de pura diversión. Que no es poco.

¡Saludos culinocinéfilos!

2 comentarios:

  1. Yo soy un gran defensor del más de lo mismo, las moralejas en las pelis y las historias de superación. No me molestan en absoluto, hay miles de pelis que nos cunean lo mismo y son todas geniales e incluso alguna obra maestra. Pero como decís que al menos si no hay novedad en la historia, que sea un guión ágil, agradable, que tenga buena factura y que nos llegue.
    Muchas ganas de ver esta peli, espero ir esta semana y más sabiendo ya vuestra opinión. ¡Viva el buen rollo y el optimismo!

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    1. Hombre, siempre está bien que te sorprendan, que te atrapen con algo nuevo o, en su defecto, que te cuenten lo de siempre de forma diferente. En cualquier caso, esperamos que podáis imbuiros del mismo "buenrrollismo" que nosotros respiramos en el cine el sábado pasado. Ya nos contaréis.

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