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jueves, 18 de septiembre de 2014

JERSEY BOYS: OTRO PELICULON DE CLINT EASTWOOD

Llevo una semana tarareando canciones de Frankie Valli y de los Four Seasons y escuchando en el coche la banda sonora de Jersey Boys sin parar. Supongo que sería una penitencia para Ana si no fuera porque a ella le ocurre lo mismo. Y la culpa de todo la tiene un californiano de 84 años.

Os contamos. La semana pasada estuvimos unos días en Oviedo -apenas cuatro- aprovechando parte de la segunda tanda de nuestras vacaciones, que en esta ocasión coincidía con el inicio de las fiestas de San Mateo. Llegamos el miércoles a eso de las seis y media de la tarde, una visita rápida al señor Roca y quemando rueda nos fuimos a los cines Cinesa de Parque Principado: estaba reciente el estreno de un nuevo trabajo tras las cámaras de Clint Eastwood y eso, para la sección astur-madrileña de Cocina Paradiso, es un acontecimiento de primer orden.

Porque uno, que creció viendo a tipos como Silvester Stallone, Arnold Schwarzenegger, Steven Seagal o Jean-Claude Van Damme repartir mamporros a mansalva durante los años 80 y 90, tiene sin embargo encumbrado al señor Eastwood como el prototipo de hombre duro por excelencia desde hace décadas -no malmetáis con Los puentes de Madison- y, la verdad, nunca hubiera imaginado que Harry el Sucio o el bueno de El bueno, el feo y el malo llegaría con el tiempo a cautivarme dirigiendo películas, con ese estilo suyo clásico, elegante, sobrio, sin estridencias pero contundente. Prejuicios, lo sé, pero es así y estoy encantado de que me dé la réplica con cada trabajo que se saca de la chistera. Por supuesto, lo ha vuelto a hacer.

El cartel de la peli es estupendo. Sencillo y sobrio, refleja a la perfeción la esencia de la película.

El 5 de septiembre se estrenó en España Jersey Boys, la visión de Clint Eastwood sobre el inolvidable Frankie Valli y su grupo The Four Seasons, iconos indiscutibles del soul italoamericano desde principios de los 60 y, más tarde, del sonido disco setentero, que parieron clásicos indiscutibles como Big Girl don´t Cry, Walk like a Man, December 1963 (Oh, what a Night) o Can´t Take my Eyes off you. Basada en el musical homónimo que triunfó en Broadway, nos cuenta el origen, ascenso, triunfo y declive de aquel grupo formado por cuatro chicos de barrio que con demasiada frecuencia se vieron caminando sobre la fina cuerda que separa el éxito del lado oscuro de la vida. El tesón para llegar a lo más alto, sus comprometidas relaciones con la mafia y los códigos de lealtad que les unían fueron factores clave que guiaron sus vidas.

Dos leyendas vivas -¡y tanto!- del artisteo americano: Clint Eastwood y Frankie Valli (84 y 80 años respectivamente) durante el rodaje.

Son los mismos protagonistas quienes van desgranando la trayectoria del grupo, tomando como base un guión fabuloso (por obra y gracia de Rick Elice y John Logan) que consigue contarnos su historia a través de la conjunción de cuatro formas diferentes de ver las cosas -y la vida- y de sus cuatro personalidades, a cada cual más distinta. Y lo hacen dirigiéndose a cámara, mirándonos a los ojos, un recurso arriesgado que, en manos del director californiano, consigue meternos de lleno en la trama y hacernos partícipes de ella.

Además está un vestuario trabajado con minuciosidad, la fotografía, la ambientación, una banda sonora que nos transporta a los años 60 y 70, las vistosas coreografías, unos temas musicales perfectamente anclados en la historia que se cuenta (confieso que no volveré a escuchar de la misma forma temas como Sherry o My Eyes Adored You),... todo se confabula para brindarnos una película enorme, grandiosa, como la calificó Ana, boquiabierta una vez salimos del cine. No es la mejor de su director, pero sí un trabajo redondo que te engancha desde el minuto cero.

Para los cuatro personajes principales Eastwood (no os perdáis, por cierto, el simpático cameo que "se dedica" a sí mismo durante unos breves segundos) eligió actores desconocidos para el gran público, bien escoltados, eso sí, por un carismático Christopher Walken que borda el papel de capo mafioso a quien deberíais respetar si tenéis en alguna estima vuestra vida. A Michael Lomenda y a Erich Bergen nos los creemos como Nick Massi y Bob Gaudio, respectivamente. John Lloyd Young cumple sobradamente como Frankie Valli (no en vano fue merecedor de varios premios en su etapa en el musical de Broadway interpretando el mismo papel). Y, destacando sobre todos ellos, Vincent Piazza y su magistral recreación de Tommy de Vito, que construye un personaje único, despreciable por momentos, encantador en otros, tan contradictorio que no podremos evitar sentir cierta lástima por él.

En todo un alarde interpretativo, Vincent Piazza (a la derecha) da vida a un Tommy de Vito rebelde e impredecible que os fascinará.

Más que un musical, Jersey Boys es un biopic sobre un grupo musical y, por fuerza, la película es muy musical, pero no es un musical en sí mismo. Eastwood, un melómano confeso e irreductible, sólo se da el gusto de soltarse la melena al final, con un momentazo coral por todo lo alto que nos brinda un cierre espectacular al más puro estilo Grease, en un claro homenaje al musical de Broadway del que es heredera.

Eastwood y estos cuatro mozalbetes son los culpables de que mis pies lleven una semana dándole por su cuenta al baile de San Vito.

Si os gusta el soul americano de los años 60, si conocéis a Frankie Valli y a The Four Seasons, ésta será una peli que se os quedará grabada. Si no, conoceréis una parte de aquella música que hizo menear las caderas a millones de jóvenes de aquella época e, igualmente, disfrutaréis de un peliculón en toda regla.

¡Saludos culinocinéfilos!

2 comentarios:

  1. Yo soy fan de Clint Eastwood como director, así que muchas ganas de verla...es un crack el tío detrás de las cámaras.

    Besets.

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    Respuestas
    1. No defrauda, Vicky. Sigue en forma. Ya nos contarás tu opinión.

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